Hace sólo unas semana las palabras eran alfileres y yo un insecto ciego volando en busca de una luz que me abrasaba, me quemaba lentamente y no había más señales que un abismo. Hoy el abismo es sólo la distancia yo recobro las alas y mi luz es pequeñita pero propia y auténtica, como este resquemor que paladeo, a veces, con esta esencia sufridora que nos han inculcado.
Hoy Buenos Aires amaneció nublado (la primavera es una niña caprichosa) pero yo tengo un aleteo interno, un reventar que me emociona y me impulsa, me lanza a construir el rito con el que se inauguran los caminos soñados.
La pasada semana fue herida y esta semana, en cambio, es sutura y el dolor permanece pero late despacio una ilusión y se abren puertecillas, ventanucos y algún trillo con malezas que habrá que podar o chapear (como se dice en Meneses).
Lo curioso de este asunto es que tengo ganas y NO ME SIENTO SOLO, NI ABANDONADO, NI HUÉRFANO DE AFECTOS, nunca creí que el desamparo en tierra ajena tuviese tanto hombro para apoyarse, tanto abrazo para refugiarse, tanta luz para que camino no sea túnel, ni laberinto, ni abismo.
Nada, que hoy amaneció gris pero yo tengo una lucecita anunciadora y un montón de auténticos candiles que engalanan este camino nuevo que empezaré con la ilusión de todos mis caminos porque las auténticas presencias de mi vida, casi siempre han estado en el recuerdo, en la distancia, en la memoria...
jueves, 29 de septiembre de 2011
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3 comentarios:
Que bonito Aldo... Me encanta. Muchos besos. Tengo muchas ganas de verte.
Precioso, Aldo. Te dices y dices la vida con una hermosura digna del elogio más encendido. Yo creo que, en realidad, nadie nos deja, nadie nos abandona... sólo ocupa otro lugar en nosotros. Un lugar, si acaso, más interno e íntimo. Mucha suerte y un fuerte abrazo.
¡Preciosos, Aldo querido! Es una bella manera de ver la vida. Y estamos todos con vos: los que estamos y los que no están. Todos te abrazamos con todo el cariño que sentimos por vos, un amigo de ésos que no se cambian por nada. Te quiero mucho.
spero que volvamos a vernos pronto. Nos debemos un cafecito charlado.
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