viernes, 28 de octubre de 2011

PARA QUÉ SIRVEN DESVELOS, LIBROS Y AMIGOS

Anoche estuve desvelado: la tos, el regreso, los miedos, las incertidumbres y las certezas se robaron la noche para permitirme leer un libro que, a mi regreso de Guayaquil, Ángela Arboleda,amiga y cuentera y viceversa, me regaló diciendo:
-Sé que llevas muchos libros, pero este debes llevarlo contigo- y añadió detalles de la mala suerte que ha corrido por el tema que trata y los miedos que supone, en ciertos sectores y a estas alturas de la vida, hablar de "ciertos" temas.
"Ito" es un libro del cubano Luis Cabrera Delgado, para más señas de Jarahueca, un pueblo vecino del mío que ha dado a la Literatura de mi país nombres relevantes.
Leí de una vez el libro porque es fácil, porque atrapa porque "Ito" se me hizo cercano y entonces recordé que un día de junio de este año, viajando a Estrasburgo nació este texto que supuso un detonante para escribir algunos más que, vaya casualidad, han nacido en su mayoría fuera de España.
Y entonces me tomo un rato para compartir uno de estos textos que puede que nunca sean un libro y con éste, agradecer a Ángela, a Luis Cabrera (a quien no conozco personalmente), a mis padres,a mi hermana, a mi familia, a mis amigos, incluso a los enemigos (que dicho sea de paso, no son muchos).
Agradecerle a todos los que han pasado por mi vida, a unos por permitirme el privilegio de vivir a plenitud la diferencia; a otros, por obligarme al compromiso moral de asumirla, defenderla y disfrutarla para dignificarla y dignificarme.

Yo tengo siete años, tengo novia pero ella no lo sabe. Me invento cosas para estar a su lado, sólo para estar cerca porque no quiero rozarla, quiero sentir su risa llenando mis oídos, sentir su olor, aunque no sepa decir a que huele.
Yo tengo siete años y, pensándolo bien, no sé porque tengo novia, si porque lo deseo, porque quiero o porque una niña muy dulce de la clase me despierta las ganas de hacer lo que quiero hacer; es decir: llorar si me duele, besar a todos, a todas, ponerme ropas de colores chillones sin que nadie me diga:
- Los hombres no se besan
- Los hombres no lloran
- Los hombres no se visten de ese color
- Los hombres no...
- Los hombres...
Pero si yo no soy un hombre todavía. Yo tengo siete años, una verdad que no puedo nombrar porque no sé su nombre y una niña muy dulce de la clase que digo que es mi novia aunque ella no lo sepa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo le he visto contar una vez, en Barranquilla pero estoy segura de que este hombre es muy de verdad. Regrese pronto