viernes, 4 de enero de 2013

APRENDIZAJE


Hay dos frases que recuerdo de mi infancia
¡Enderézate! ¡Levanta los pies!
Enderezarme fue imposible, ya se sabe: árbol que nace torcido...
La vida me retuerce y siento que me achica, pero enderezarme lo que se dice enderezarme...
Sólo fijé, parece, lo de alzar los pies. Tanto ha sido la alzada que no sé vivir sin esta constante sensación de fuga, sin esta mágica vocación de veleta.

Torcido estoy pero aprendí a volar y es en el vuelo que el destino impreciso se endereza.

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