Hace veinticuatro o veinticinco años, en Moscú, escribía:
Yo me enamoro fácil
y me quedo
agarrado al azul e inventando el presagio
remendando las lunas de mi prisa
con las desnudas frases
que pariera el otoño de mi suerte.
Otoño hecho de frases
haciéndome sin prisas los desnudos
Yo presagio el azul
y al azul me aferro
y me enamoro fácil
y me quedo...
Hace menos de un mes, escribí en México:
Te quiero marinerito,
te quiero.
Marinerito moreno
marinero morenito
moreno mar marinero
echa tus barcos al mar;
ven a buscarme te quiero
marinero mar sonrisa
ola brisa marinero
ven a buscarme con prisa
ven a besarme que muero
por tu amor de viento y ala
por tus ojitos serenos
muero de amor marinero
marinerito moreno
te quiero
Hoy no escribo, no puedo. Reviso apuntes y descubro que no tengo remedio, que me ciega el azul, que me deslumbra; que no he cambiado en tantos años de ir y venir, de mi sueño a la vida, y aunque parezca absurdo, seguiré suspirando la hermosa desnudez de los otoños y dejando que el azul me atrape, aunque naufrague.
Hace muchos años (más de veinte) tuve la certeza de que la fuga del azul que el amarillo atrapa es la esperanza y habrá que seguir navegando, suspirando, amando...
2 comentarios:
Te descubrí poniendo voz para un muñequito de arena. Me encantó. La poesia que transmiten tu voz y tus palabras. Felicidades.
Muchas gracias por tus palabras, Cereza. Un abrazo
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