lunes, 29 de marzo de 2010

Modestia..¡Apártate!


Más allá y también más acá del narcisismo propio de los que vivimos de cualquier oficio que reclame el aplauso, cuesta hablar de uno mismo, más que nada por falsa modestia y por el qué dirán. Pero visto lo visto, que mis abuelas no estaban y que tengo la certeza de que faltaron ojos críticos que pregonaran mi dicha, me atrevo y cuento y me echo alguna florecilla y un ramillete entero al público que ayer me arropó en San José, que defendió mi voz y recolocó mi desánimo.
Fueron muchos ojos, orejas, manos, porque logré que bailaran y cantaran, que jugaran con mis cuentos más que nada porque estaban abiertos al disfrute y porque yo quería secarme la espinita.
Público familiar (cientoylamadre; para no errar) cuentos populares y una ambiente caldeado por la tarde que despedía un día de asfixiante temperatura.
¿Qué conté? Lo infalible: El gallo y el carámbano, El gallo de Bodas (mi versión del Gallo Kirico), La cucarachita Martina (que en versión tica se llama Mandiga y que en lugar de sopa hace arroz con leche), El pollito Pito, Akeké y el baile y canciones y juegos...
Nada, que me la pasé en grande y si alguien quiere corroborarlo que lo haga.
Parece que salir huérfano de expectativas hace que la fuerza te salga por los poros y que cualquier empeño es nada, si no hay un público abierto a gozar y a hacer tangibles la palabras que fluyen desatadas en el intento de compartir, conmover y disfrutar.

1 comentario:

Vicente dijo...

"Es duro caminar por tierra nueva, pero el cuento crea lazos, el cuentero nunca anda solo. Aldo sabe crear espacios de placer y encuentro, es cuentero cosmopolita que sabe hablar a nuestro corazón". Esto dije de ti en la presentación de tu libro. Ahora, mas que nunca, creo que eres cuentero cosmopolita. Recuerda que aquí, en tu tierra nueva, te esperamos.
Un abrazo muy fuerte.