jueves, 9 de junio de 2011

DESVARÍOS

Que no quiero la dulce
Caricia dilatada,
Sino ese poderoso
Abrazo en que romperme
Jaime Gil de Biedma


Tanto vuelo sin pausa, tanta fuga, tanta ternura desatada, tanto mar ajeno y a la vez común, tanto decir que pasa, que todo pasa y queda…
Y en su paso, el ardor de la huella que deja el desamor, cuando pone sus huevos bajo la piel del verso, ha cerrado a cal y canto la puerta a mis recuerdos y estoy como queriendo decir algo con nombre impronunciable por la punzada que deja en mi silencio.
No sé qué quiero ahora que la noche masculla rubores y vergüenzas para escupirlos, irreverente, al pie de la cama; para fugarse luego y dejarme desconsolado en la urgencia de bautizar algún gemido lento que preñe mi corazón de auroras.
Y no quiero el arrullo, ni la nana. No quiero el frígido consuelo de tener que decir: lo siento, tampoco quiero escuchar lo mismo de otras veces como un remiendo apurado a la esperanza que, al resolverla, la desdibuja y la prostituye.
Quiero anegar la noche de abrazos, sólo abrazos; quiero romperlo todo, que cada trozo salte en estampida de luz para cegarme y ciego de mis luces recorrer las verdades y las sombras que esperan, ojerosas, en la puerta cerrada donde calla el recuerdo que pasa y que se empoza y que no fluye, ni crece, ni se rompe.

1 comentario:

HOARI dijo...

ANIMO....TODO LLEGARA...ESE VIAJE TE HARA BIEN.