miércoles, 19 de octubre de 2011

UNO

"Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias"
No fueron las ansias, ni los sueños. No fue la lucha, ni el desamor, ni el miedo.En principio me trajo el encuentro con un amigo, pero a estas alturas creo que a Buenos Aires, también me trajo algún poema de Gelman o de Borges, un tango de Gardel o una milonga, una película de aquellas que,en blanco y negro, llenaban mis tardes de verano en Meneses y que terminaban en el preciso instante en mi padre llegaba en su camión para llevarnos al río.
Sea lo que haya sido, lo cierto es que "me trajo bien traído" porque llegué como quien viene a convocar la nada, a perderse en la prisa de una ciudad ajena, para en la prisa tropezar quién sabe con qué puerta o con qué muro, pero chocar con algo diferente y demostrarme, fuera de cualquier circunstancia previsible, si es verdad lo que he sido, lo que soy o si es un espejismo este hombre de pueblo que no deja de alentar el sueño y creer en la memoria y en los afectos.
Se rompió la maleta en la llegada y pocos días más tarde el destino asestaba un golpe bajo a mis afectos, entonces creí en los presagios y comenzó el miedo a desovar en mis esencias.
No hay que creer más que en uno mismo y en las luces que la esencia convoca porque creí que nada era esperanza y todo mi temor era mentira; Buenos Aires se abrió a mis soledades; se desnudó la ciudad para ofrecerse entera y aquí me tienen "tarareando un sueño" para dar gracias a todos mis amigos nuevos, a las puertas, los abrazos, los silencios, la orejas, las luces y las sombras, las miradas, la indiferencia de algunos, la deferencia impagable de otros.
He llorado, he contado, he caminado y canté y reí y cociné, tomé café y vino y mate y autobuses (porque aquí coger es sólo eso)y mis dedos acariciaron, con hambre, cientos de libros viejos en Corrientes, donde ya no está el portal de aquel tango y hasta hice el amor sin encontrar amantes (que cada quien piense lo que quiera) pero viví, como vivió el monigote de Laura Devetach y me voy para volver, porque seguro vuelvo porque ahora los caminos son promesas y porque lo prometido es deuda y porque nunca se sabe donde se cuelga el nido, ni cual es el verdadero lugar de la esperanza.

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