domingo, 25 de octubre de 2009

El cine como picnic

Soy de pueblo, exactamente de Meneses y como casi todos los chicos de pueblo el cine fue una ventana mágica a otros mundos, los posibles, los imposibles, los imaginarios.
Recuerdo entrar con un apretoncillo en el estómago al Cine Maritza (así se llamaba la hija del dueño) y con un montón de expectativas bullendo como si en ese instante mi destino dependiera de lo que pasara esa noche en la pantalla.
Mi abuelo Horacio proyectaba la película y en cuanto se apagaban las luces, se hacía el silencio, asistíamos conmovidos al nacimiento del milagro. Si eras de oído fino se sentía el chasquido de la película ( como en los discos de vinilo) y sólo se rompía el silencio si la trama exigía una carcajada, un suspiro o un grito. Otras veces sonaban estrepitosos silbidos si el rollo terminaba y el "proyeccionista" se había quedado dormido harto de ver tantas veces las mismas escenas.
Era un espectáculo, empezaba a su hora, nos vestíamos para acudir a un suceso y la acomodadora velaba por si algún remolón no encontraba una butaca vacía (las de mi pueblo no estaban numeradas)
Y todo este recuerdo acude presuroso en mi auxilio (parafraseando a Mario Benedetti) porque acabo de ver una de esas tantas películas que hoy nos venden para sacarnos los dineros, la paciencia y las ganas de seguir creyendo que el cine es un arte por encima de una industria que mueve todo lo que mueve.Pero no es la película lo que me hace escribir: es la gente, el irrespeto conque acuden como profanando el milagro de asistir a un espectáculo, cargados de palomitas, bebidas y otras mil chucherías ruidosas que otorgan a la sesión un carácter de picnic malavenido en los que el niño que fui se rebela y exige silencio, un rato de silencio porque el cine no es un bar, el cine es una fiesta de ilusiones en mi recuerdo y sigo siendo el guajirito soñador que se ponía sus mejores galas para asistir a un acto irrepetible de magia que me permitiera ver distinto mi pueblo de horizontes pequeños, mi calle sin asfalto y mi casa agujerada por el tiempo y el olvido...

jueves, 22 de octubre de 2009

La Habana, en guagua, entró en Pachamama


Me permito parafrasear el título de un libro publicado a raíz de la visita de Juan Pablo II a La Habana, para contar con bombo y platillo el paso de Mirta Portillo por el escenario de la Tetería Pachamama, en Ciudad Real.

Confieso en que no soy imparcial cuando de afectos se trata y que me resulta imposible valorar artísticamente, sin ser subjetivo, a aquellas personas en las que humanamente creo. Mirta , no ha sido la excepción, a pesar de que a penas habíamos tenido contacto (cuando yo venía a España por primera vez, en el 98, ella empezaba con Mayra Navarro en el Taller del Gran Teatro de La Habana) pero puedo asegurar que cada vez que la vi contar, se hacía evidente ese valor en alza para los verdaderos cuenteros: LA AUTENTICIDAD.

En Pachamama hizo gala y alarde de profesionalidad y cubanía, una verdad que define su oficio y que le permitió darse y hacer que los asistentes a la sesión nos diéramos, nos entregáramos al mágico disfrute de viajar en guagua porque los autobuses de estos lares nada tienen que ver con esta "especie", que no medio de transporte, que en la mayor de las islas del Caribe adquiere vida y significados muy propios, únicos.

Fuerza fue la basa en la que se armó la verdad de su contada, atreverse a provocar, más que a seducir desde una parte muy sincera de su ser.Todos caímos en sus redes y yo, con esta vocación melodrámatica que porto en los genes, me estremecí y no me atreví a subir al escenario(con lo que me gusta) que esa noche Doña Mirta Portillo, hizo suyo, definitivamente.

Gracias Mirta por haber conducido magistralmente TU guagua, nuestra guagua, por hacernos vibrar y por hacerme volver a ese pedazo puro de mi raíz y de mi alma.Gracias por ayudarme a constatar que en nuestro oficio sólo hay una verdad que nos define profesionalmente: SER AUTÉNTICOS Y DARNOS ENTEROS DESDE ESA VERDAD INELUDIBLE.

lunes, 21 de septiembre de 2009

UN GUIÑO A ESA OTRA CARA DE LA MEMORIA

Hoy es el DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER, en las calles de Ciudad Real carteles, alguna sonrisa y una que otra uhca solidaria...
Y yo que tengo fijación con la MEMORIA y todos sus afluentes, con los AFECTOS y los COMPROMISOS, quiero mandar mi abrazo a todos los que de algún modo están sensibilizados con la enfermedad y convoco a aquellos que aún no ha tenido a bien saber de que va este complicado asunto.
Para todos ellos un fragmento de un texto que escribí a raíz de mi primera colaboración con esta Asociación y que por lo que me conmueve no he podido contar con las ganas que me exigen los afectos...

“Los ojos son espejos”- decía, desde niña, Leopoldina, desde que aprendió a leer los entresijos y los caminos ocultos en los ojos sabios de sus mayores o en la mirada inocente de sus amigos y hermanos. Se quedaba alelada viendo como su cara salía pequeñita de los ojos de otros.
Le gustaba también la mágica transparencia del agua, aquella luz maravillosa que reflejaba su rostro y le permitía deshacerlo al lanzar una pequeña piedra, jugando a imaginar su carita de niña con las sabias arrugas de su abuela María.
Mientras miraba el temblor de su rostro sorprendido en el agua, se le ocurría pensar que las arrugas eran ríos secos y entonces, corría a besar los surcos que adornaban las caras viejas de su calle: Los besos son manantiales, también decía (...)


Entre amores y ganas se dio mujer a los hombres que pasaron con andar propio, unos aprisa y otros apenas en silencio y más de uno caló hondo en su alma frágil y sabia, rebelde y dulce. Pero su vida, la raíz misma de su vida, sus alas y sus miedos, sus ganas y su sed fueron de aquel que llegó sin nombre, ajeno, diferente, como quien llega del olvido y a él se dio enterita y con el ahondó sus manantiales y labró los surcos con los que engalanaba sus espejos en el instante mismo en que se veía envejecer, vivir la vida. Yo digo que este hombre sin recuerdo fue la premonición del tiempo que ahora vive (...)

Ya no canta, no cuenta, ya no se busca en los espejos, ya no sonríe con esa risa limpia de quien vive la vida, seguro de vivirla. La abuela Leopoldina es como un arcón vacío que, como abandonado, espera que el olvido libere al rehén de su pasado.
No sé si espera, pero a diario acudo a ella para plantar manantiales en los ríos que surcan su cara limpia, olorosa a jabón y florecilla temprana. Y después de besarla la miro, la miro aunque sus ojos me miren sin mirar, sin distinguirme. La miro porque gracias a ella aprendí que los ojos son espejos para que el mundo se mire en ellos y mientras su mirada, aparentemente vacía, devuelva mi rostro pequeñito, yo tendré la esperanza de su cuento, su canto y de su risa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Un nuevo sitio para fortalecer los sueños



Que a estas alturas de la malintencionada crisis haya personas con capacidad para soñar, creer y crear; es un privilegio. Y si esas personas son amigas y compañeras en este viaje, sin pausa y sin prisa, por el maravilloso mundo de las palabras; bien vale unas sentidas letras, un poema escrito desde el corazón, como quien juega a hacer tangible los quereres.
Una librería para niños y niñas y para las madres, los padres y adultos varios que creen que vale la pena arropar sueños y alimentar alas.
Bienvenida al mundo,Hada Trabalenguas y para Maísa y Vero mi verso, mi abrazo y mi incondicional apoyo.


Un hada remienda y teje
las palabras desatadas.
Un hada suelta y desteje
las palabras apresadas

Tejemaneje del hada
que trabalenguas inventa,
“trabalenguea” contenta
con las palabras aladas

Hada de sueños que vuela
del girasol a la rosa,
de un grillo a una mariposa
y desde el sueño a la escuela

De las palabras, madrina,
de las canciones, los cuentos,
de trabalenguas e inventos;
volandera y cantarina.

Sabe bordar los sonidos
con los hilos de la risa
mientras cuelga los latidos
del corazón en la brisa.

Lenguisuelta, parrandera
alidespierta cantora
que armoniza, bullanguera,
sin descanso, a todas horas.

jueves, 17 de septiembre de 2009

por si acaso el olvido...


En todos los cuenteros hay una esencia común, unas ganas un miedo y hasta una ilusión y luego... la apariencia delata a cada quien sus entresijos, sus miedos, sus luces y sus sombras. La única verdad es el cuento, nosotros (cuenteros) somos el medio, el vehículo que éste escoge (aunque parezca lo contrario) para llegar a la oreja que es dónde, definitivamente, la historia vive y se multiplica.
Poniéndome del lado de la oreja es donde descubro que lo que queda, más que el propio cuento, es la palabra, esa que, por consabida, se atraviesa como una puñalada, o la que es nueva y desconcierta, o esa tan vieja que se antoja como recién estrenada.
Cada palabra es un pretexto para que el cuento llegue a su destino, más o menos arropado, más o menos definido. A ese suspiro del final, a la carcajada, al aplauso, a la sonrisa o al silencio porque hay cuentos “burbujas” con los que el corazón se suelta y vuela, tanto vuela que la cabeza es incapaz de ordenar a la mano un aplauso por miedo, tal vez, que al batir las alas pueda perderse en un viaje sin regreso.
Hay quien se lanza a la deriva sin tener claro que más que un medio, es un estilo de vida, un juego peligroso que te atrapa y te atrapa y al atraparte ciega o deslumbra, que es lo mismo desde perspectivas diferentes.
Más que su voz el cuentero es palabra porque cada palabra le nace al cuentero desde lugares diferentes, aunque la tradición y el estereotipo pretenden marcar con hierro un lugar a cada cosa, el amor de cada quién está en un sitio distinto, así como el odio, la rabia, los celos, el olvido, el recuero.
Y Dios dijo: “Hágase la luz y la luz se hizo”. La palabra fue antes, sólo nombrándolo pudo Dios alumbrar el mundo, entonces ¿Fue el mundo el primer cuento?
A estas alturas, la palabra es como un candil pequeño, pequeñísimo que se atreve a alumbrar caminos de apariencia trillada para encontrar huellas perdidas en la vorágine absurda de las prisas.
La fascinación del cuento está en la palabra desatada, pájaro que parece perderse en el abismo del silencio; pero que no se aparta de la estela que dejan el narrador y el oyente en la comunión de sus memorias.
El cuento vive más allá del instante en que es contado porque como campana se queda temblando la palabra evocadora de esa energía común que es el recuerdo.


RESUMEN DE MI PARTICIPACIÓN EN EL FESTIVAL DE TORRENT QUE COLGUÉ EN MI ANTIGUO BLOG

atrapado y ¿sin salida?

No hay cosa que me asuste más que sorprender un vídeo en la red con algunos de los cuentos que voy contando por el mundo, bueno, sin pretensiones, por esos caminitos del mundo que recorro.
Me descubro diferente, ajeno a todo lo que pasa por mí en el instante en que el cuento escapa de mí como un río, a veces manso, otros encabritado. Creo que lo lindo de contar cuentos es también la magia del momento que será irrepetible, sólo quien lo vive en directo percibe, participa, crea como parte imprescindible del proceso.
Pero cómo oponerse a algunas buenas intenciones de compartir lo que han vivido. Nada, que somos, definitivamente, un medio, un instrumento y aunque duela hay que aceptar que aparezcas borroso y con la voz temblona mostrando algo de lo que haces para compartir con los otros.
No me molesta el vídeo, ni siquiera los comentarios de aquellos que se escudan en el anonimato. Lo triste es que no sepan que soy yo, por eso pido que siempre que alguien tenga a bien (soy optimista y confiado) colgar algo sobre mí que ponga mis datos y se muestre para agradecerle y conocernos.
Aquí os va uno que, sólo por los suspiros, vale la pena... Lo de plagio que dice un comentario, es cuestionable o mejor dicho, definible.

las palabras que le debo a agosto

Soy Leo, lo asumo y lo disfruto cuando alardeo de ese narcisismo en que se sustenta mi oficio, pero agosto pasó de largo como si no importara todo lo que ha sido es te mes y todo lo que fue este último, el del año 2009.
Hoy parece que el otoño es certeza, escucho un disco que vio la luz cuando yo abría los ojos allá por 1984 y el mundo parecía tener otro destino y no es que ea pesimista, es que no hay amarillos en los árboles para alumbrar el gris conque se ha comportado el día.
Nunca un agosto supuso para mí tanto reencuentro y lo digo ahora porque entonces no encontraba palabras. Tuve tiempo para estar conmigo hurgando en los cajones nuevos de esta vida de hace casi diez años que parecía prestada y ahora es tan mía como la propia voz conque la nombro y la defiendo.
Tuve tiempo de asumir las despedidas que me perdí en las prisas, remendar palabras olvidadas que acunaron mis primeros pasos de guajirito con ganas de cantar para el mundo.
Y recordé, entonces, las tardes de río y pelotas de gofio, los abuelos, los primos y cuando ya el recuerdo parecía un trauma aparecen amigos de Moscú exigiendo al ciberespacio lugar para el reencuentro...
Veinte años no es nada, sobre todo si hay un cajón con nombres a los que recurrir, fotos amarillas, canciones de otro tiempo y la suerte de haber puesto nombre a las dudas y a las alas. Fue lindo, lo confieso, tuvo el temblor de la primera cita, lo apurado de una primera vez y me sentí el de siempre, muy a pesar de que "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos" y recordé al amigo Osvaldo Navarro que me hizo creer en la poesía e hizo que me sintiera poeta una noche nevada de Moscú en que Elena preparaba el plato típico de Cabañas (una sopa) y el apuraba un ron mientras un disco de vinilo hacía cantar a Paco Ibáñez.- El hombre de pueblo, si es poeta, es dos veces poeta...
Y no digo más, sólo que estas son unas palabras otoñales para un agosto en que descubrí que todo, absolutamente todo ha valido la pena y que hay que seguir, creando, confiando, creyendo y tirando pa'lante para defender la memoria.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Septiembre...un lunes de teinta días

Parece que el verano es recuerdo (la nostalgia necesita del tiempo y la distancia que son casi una misma cosa), el cielo encapotado y la lluvia que no llega. Amanezco con ganas de abrazo, de café, de quedarme mirando como cambian, lentamente, la calle y su paisaje.
Septiembre es desde hace años un mes muy largo, todo el mundo regresa a una rutina con nombre propio y yo a una rutina de silencios, es como si el año empezara y te exigiera descubrirlo, programarlo y nombrarlo todo.
(LA CAFETERA AVISA, AHORA VUELVO)
Acaban de entrevistarme para Radiolandia y me han pedido, como siempre un cuento, he preferido un verso, un poema de mios "Versos para leer con paraguas" porque siento anunciador de un tiempo que se detiene a contemplar el mundo como si no valiera la pena implicarse y gritar y decir y hacer (HACER ES LA MEJOR MANERA DE DECIR, gritábamos a coro en nuestra infancia de pioneros cubanos)
¿Y qué hemos hecho, que hacemos, cuánto queda por dar por aprender, por descubir?
Es septiembre un lunes demasiado largo y yo he soñado con mi abuelo, con el número siete y una mujer de blanco que saltaba al vacío...
Nada, que le dedico todas las neuronas la café, espabilo y vuelvo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

UN MAR DE PALABRAS...

La memoria como viaje: el oleaje de los afectos. Así llamé al la charla del encuentro que tuvimos en Candás. Me asustó mucho el hecho de que en el programa apareciera la palabra Ponencia y preferí dejarme llevar por la maravilla que me propone el mar y el paralelismo de éste con el oficio de contar cuentos (se cuenta muchas cosas)
De lo que dije recuerdo poco, pero de lo que quise decir quedan estos apuntes apuradísimos porque más que disertar, preferí contar...

Al nombrar el oficio fue que acudieron a mi dos palabras claves del mar y de mi profesión: AFECTO y MEMORIA. Todos guardamos una primera vez frente al azul que nos posee y, en el interior, una frase que no pronunciamos con la misma certeza con que la pronuncia un personaje de “El libro de los abrazos”- ¡Ayúdame a mirar!
Y es que el mar es la vida con sus cantos, sus olas, su vaivén, su maravilla.
El mar llevó a mi isla la suerte de lo divino y de lo humano. Gracias a la mar lo cubano se fraguó mestizo con los recuerdos que a golpe de MEMORIA, AFECTOS Y PALABRAS defendieron del olvido los que, con mayor o menor fortuna, llegaron a la isla más grande del Caribe, esa que de tan linda tendríamos que llevar a pasear por el mundo a golpe de remos- parafraseando a Onelio Jorge Cardoso, quien en otra des sus historia toma almar como escenario para recalcar el hombre tiene dos hambres.
Y es que la profesión o el oficio del cuentero son como el mar. El público, la playa, siempre abierta y siempre distinta, siempre esperando el golpe del oleaje en el que se mezclan cuentero y cuento, que, amalgamados, se hacen una fuerza única para seducir e invadir la playa y su entorno en un acto que, no por cotidiano, renuncia a la maravilla de lo efímero.
Cada palabra llega con la cadencia de la ola y lame, acaricia o golpea y se queda palpitando mientras que el público vibra, calla, aprueba o rechaza. Es el mismo juego; el del cuentero, el del mar.
Desde siempre así ha sido un balanceo arrullador que nunca cesa y resuena hasta el infinito en sus ecos. La memoria es un mar definitivo e inmenso que nos lleva y nos trae a veces barco, a veces náufrago a veces pájaro que lo sobrevuela y en su danza lo habita, pero siempre un pedazo indiscutible de ese universo que poblamos, habitamos y nos define…

domingo, 6 de septiembre de 2009

Tiene la mar la vocación azul de las palabras...

Esta vez la poesía me trajo a Asturias para celebras el privilegio del mar que en esta tierra es parte imprescindible de todo aquello mágico que la define.
Mar adentro (se llama así desde hace ocho años) es este encuentro maravilloso de poetas que vienen a cantarle al mar o a cantar sus versos al arrullo de sus olas.
Candás es el lugar que tiene el privilegio de ser habitado por los versos y por esta gente que defiende la lírica con verdadera vocación y entrega.
Ayer hubo de todo, palabras para entender el RAP, en una ponencia de El Chojín titulada "Olas y adioses (Lo que el mar une)" y lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a dar razones suficientes para convencerme de que es, más allá de su oficio, un auténtico comunicador, un hombre que convence y seduce, no sólo por lo que dice y rapea sino por lo que desvelan sus gestos, su voz, su personalidad toda.
"No pretendemos ser objetivos"- dijo en algún momento de su charla (me gusta más que ponencia) y esa es la clave del éxito" según mi modesta opinión, a estas alturas del partido estamos hartos de que nos vendan mundos supletorios, cuando lo verdaderamente importante es que miremos este en que vivimos y desde la visión de cada cual intentemos mejorarlo.
Apelar a la subjetividad es apelar al sujeto, a cada individuo y creo, que es eso de lo que se trata, alzar los ojos del sentido común, dejar de mirarnos el ombligo, conseguir encontrarnos en los ojos de otros y tirar pa'lante como si de un sueño realizable se tratara.
Gracias Chojín, por devolverme siempre las ganas de seguir con este juego.
CONTINUARÉ...

sábado, 5 de septiembre de 2009

Verano sin palabras o saco de retales

Lo cierto es que pretendía hacer de julio y agosto fechas para reflexionar y decir todo lo que no dije, pero me pudo la pereza. Lo siento, sobre todo por las muchas cosas que se han quedado esbozadas en mi agenda (Soy de los que tiene que escribir a mano primero porque el teclado me genera absurdas ansiedades)
Algún que otro libro devoré, me reconcilié, para bien de mi paladar y en perjuicio de esas cosas que traen la edad y la vida desordenada con el queso (los quesos)y estuve removiendo apuntes y recuerdos para que al menos el otoño me pille con los pies en la tierra.
Ahora estoy en Candás, Asturias, comparto con poetas y con el amigo Chojín (EL CHOJÍN), rapero de honda raíz poética...
El mar me invita a compartir este sol cobarde que calienta la mañana y hace del horizonte una sonrisa color de acero.
Tengo cosas que decir, mañana es mi intervención y hablaré del mar y los afectos, de la memoria en este maravilloso oficio de contar y compartir.
Me pondré las pilas, me exigiré ahondar, aunque sea con retraso, en las cosas que debí contar: lo que vi y sufrí en Almagro, de lo que pasa cuando el público cuenta y el narrador se fuga, de la maravilla de los cuentos a la luz de la luna en la Ciudadela, en Jaca y de su público y de Concha Real, del reencuentro después de casi veinte años, quiero hablar de muchas cosas que han quedado guardadas en mi memoria y reclaman salir a la luz para ser vivas.
Y anunciar que vuelvo a mis cuantos en Pachamama y al puchero y que vendrán amigos y amigas a seguir llenando ese espacio maravilloso de palabras.
Contaré, por supuesto lo que vea y diga estos dos días en Candás que presagio serán una buena puerta para este año (tengo el chip de los maestros) en que se empeñan en reducirnos las expectativas a la Gripe A y a la crisis de las que a veces dudo sin son o no la misma cosa.

martes, 11 de agosto de 2009

pretextos para un libro


Sigo empeñado en hacer poesía inspirado en la maravillas que crean los alumnos de mi amigo Justo León, este perro me parece alucinante y acabo de escribirle una canción que no cuelgo completa, por si acaso las editoriales...

Paleta de colores la de aquel perro
Que en las noches oscuras subido a un cerro
Le regalaba al cielo sus garabatos (...)

Camisón de colores que con tu vuelo
Pones palabras dulces a mi desvelo.

Monólogo de una servilleta...

Yo he sido siempre algo simple, pero impoluta, blanca, generosa. Ignorada a ratos. Valorada sólo cuando la situación reclamaba mi urgente presencia limpiadora. Una frase hecha agradeciendo ser usada y timbrada al volante de mi blanco vestido, era la única mancha (casi siempre azul) que tenía en mi vida. Vida, que dicho sea de paso, vivía con el sueño de ser usada.
Y es que soy y seré siempre una simple servilleta, un “papel que juega su papel” sólo si la situación lo merece. Es cierto que he asumido algunos otros roles: tarjeta de visita, folio para planos, croquis y otros esquemas, pero no soy más que un papel apretujado en algo que llaman servilletero y en él que sólo la primera de la fila tiene la suerte de vistas a la exterior. Suerte agorera, por otra parte, porque estar en la ventana del servilletero al mundo es la garantía de que en cualquier momento… ¡zas! Llega la hora definitiva de demostrar al mundo tu valor y acabar con tu vida de blancura y silencio.
Hay quien me da “cristiana sepultura” y termino en un papelera u otro cualquier recipiente contenedor de desechos y espero (mi vocación definitiva es la espera) Otros usuario (LEER CON IRONÍA) me abandona a la suerte del viento, a al dureza del suelo y entonces me desdoblo en basura o mariposa, según mi ánimo y según la circunstancia…
Y ahí viene el problema: En un lugar de La Mancha se empeñan en usarme como elemento para educar y concienciar a la gente en la necesidad de respetar y cuidar la limpieza, y si tiramos de este hilo llegaríamos al nunca bien ponderado medioambiente, tan llevado y traído o maltratado y raído, que es definitivamente el resultado de tanto “llevitrae”
Nada, que me pierdo, tanto tiempo de silencio hacen que, al desatarme, sea más incontinente que cualquiera de esos cuenteros que no saben que el tiempo es oro. (YA PUESTOS A REIVINDICAR)
Sólo quería decir, y me he perdido, que no valgo setecientos cincuenta euros, que no necesito un vestido coloreado con esos logos (a veces tan horteras) porque soy un papel, un simple papel, una servilleta sabedora de que muchas veces, lo lógico, es apelar al sentido común y que hay hábitos cuestionables y por lo tanto, mejorables, superables a los que se apela desde la conciencia…
Y a punto de enrollarme vuelvo a mi silencio porque lo de la conciencia me conmueve y me tira de la lengua y para esa, para esa si no soy eficaz a la hora de hacer limpieza

domingo, 9 de agosto de 2009

¿las mariposas son sólo del verano?


Hoy he amanecido con ganas de contar, decir algo y no sé lo que quiero decir, sólo que tengo una nostalgia dulce, con olor a pan recién horneado y a leche templada.
Hoy espero más que otras veces de mi mundo y de mí y sin palabras nuevas me atrevo a colgar una foto anunciadora de mi jardín que hoy tiene deseos de abrirse a la vida, a la gente, al la sorpresa, muy a pesar de ardiente calor manchego.
Y es que cumplir años sin piñatas, sin tartas, sin la calle de siempre tiene también sus ventajas:mil llamadas, correos con presagios luminosos y un poema de amor con una mariposa. Y mientras el poema evocaba a Neruda, yo quedaba "mudo de hermosura"...
Cómo esas cosas que pasan en los cuentos que me habitan, desde el equipo de sonido el Trio Matamoros (cubanísimo, por cierto) cantaba Mariposita de Primavera y el mediodía se hizo mágico, astral y reasumí la suerte que enunciara el amigo Osvaldo Navarro, hace muchos años en Moscú: "el hombre de pueblo es doblemente poeta, por hombre y porque en los pueblos el horizonte es infinito"
Por eso escribo y cuento, por el horizonte. Por eso este mediodía luminoso recuerdo un poema de mis años mozos:

La fuga del azul
que el amarillo atrapa
es la esperanza

viernes, 24 de julio de 2009

porque el silencio cansa...

Definitivamente no soy lo que se dice un "bloguero", mirar a la pantalla y verla vacía, suplicante de palabras me asusta.
Y es que aunque parezca que todos los seres de palabra desatada y de ego predispuesto al público y su aplauso podemos zarandear las palabras en cualquiera de sus manifestaciones, hay espacios en que la falta de miradas y presencias asustan la palabrería y en una suerte de diabólica alianza, quedo mudo ante la perpleja desnudez de esa nada que demanda mis letras agolpadas pretendiendo decir aquello que prefiero contar, café por medio, para sentir que el viento se lleva mis palabras t y en su impulso las arropa y vivifica.
Nada, que agosto ya es casi una certeza y yo sigo diciéndome que julio sería el mes ideal para ponerme al día conmigo mismo y todas las buenas cosas que han pasado en los últimos meses: Cuba, Viajes Educativos, mis "Versos para leer con paraguas", Cádiz, Cuenca y el privilegio de compartir, soñar y fundar y mi patio y sus flores y las idas y venidas por estos maravillosos mundos de encuentros y desencuentros.
Tengo que intentarlo y lo haré...¡ME LO PROMETO!

sábado, 4 de abril de 2009

Del tiempo de detenido

Fue aquí donde quedó mi último intento adulto de poesía hace un mes. Veremos cuándo lo retomo o cuándo vuelvo u cuándo acaba...

Hay que volver para saber que ha sido
de la infantil mentira que el recuerdo atesora
Hay que volver aunque nunca es la hora
de reinventar el nido donde nació la aurora

Hay que volver con la mirada limpia
para encontrar los ríos que el pasado dispuso
Hay que volver aturdido, confuso...

Simplemente porque me sabe a tango tanta melancolía, me adorno con una auténtica joya ¡Disfrutadla!
Por cierto, cuarentones de Cuba ¿Recuerdan cuántas fueron las tardes de verano de nuestra infancia salvados por viejísimas películas en blanco y negro?

Impulso

¿Cuánto tarda el alma en acomodarse?¿Cuánto necesitan las emociones para ponerse a tono¿ Prometo que esta vez puse mis ganas a volar para que mi intento de estar "colgado" en la red fuera más que eso pero...
Tuve que irme a Cuba como quien huye, como si en la fuga se me fueran las ganas de estar accesible, a mano. Fue en viaje extraño, ha sido la constatación de la vulnerabilidad. A veces creemos que la vida es fácil, que somos nosotros, en la intención de trascender, quienes la hacemos complicada. Pero todo es menos simple si de afectos se trata, si de raíces va la cosa.
Y juro que no sé que decir porque las ganas y una cierta melancolía me exigen callar.
No digo más, era sólo un impulso, un empujoncito mínimo para contar todo lo que he callado, para saberme en el compromiso de decir todo lo que ha pasado desde la última vez que usé a Coralia Rodíguez por pretexto para que la nostalgia no fuera quien llevara la voz cantante en este "breve espacio" en que estoy intentando ser.
PD. Lo de la Camción de Pablo Milanés es simplemente porque fue testigo de mis primeras nostalgias adultas ¿o de mis últimas nostalgias adolescentes? Nada, me refiero al Moscú de mis 20 años.

lunes, 2 de marzo de 2009

Coralia Rodíguez nos convoca

Hola queridos amigos,
Les envío una nota que me gustaría mucho que dieran a conocer en el medio iberoamericano de los cuentos, lo necesitamos realmente; gracias de antemano por la colaboración.

Los días 5, 6 y 7 de agosto del 2009 tendrá lugar en la ciudad de Lausana, Suiza, F.E.S.T. el II Encuentro Europeo del Cuento, con narradores, programadores, pedagogos y terapeutas de la Narración Oral en el continente.
El primer encuentro se celebró en el 2008 en la ciudad de Oslo, Noruega, con la asistencia de 18 países. Este año es la Suiza quien toma el relevo y así cada año será un país diferente.

F.E.S.T. no es un festival en el sentido convencional de la palabra, es un espacio fraterno para conocernos, conversar por comisiones nuestras inquietudes, nuestros anhelos, y entre todos, contribuir al avance y a la evolución de los cuentos orales. También se cuenta, a voluntad, en las noches.
Aunque es un encuentro básicamente europeo no se excluye ninguna nacionalidad de otros continentes. Los cuentos no tienen fronteras. Toda la organización se encuentra en curso.
Más información sobre este tema en: www.swisstales.ch

Un abrazo,
Coralia Rodríguez, narradora cubana residente en Suiza.

sábado, 28 de febrero de 2009

Palabras con acento para orejas acentuadas...

Contar en Andalucía, desde mi experiencia, es hurgar en la entraña misma de lo que somos (me refiero a los cubanos), es hacer un guiño al "choteo" y a la risa, pero es sin duda aferrarse a una raíz que tiene mejor sabor que la apariencia.
Calañas, Villanueva del Ariscal y Martín de la Jara, el primero de Huelva, los otros de Sevilla. Y en cada uno de ellos tantas orejas y tantos ojos apurados en llegar a reconciliarse con el ritmo de mi relato que se me hacía un pecado terminar la sesión.
Niños y niñas abiertos a la música, al soniquete de mi extraño acento que algunos no entienden y la certeza de saber que cualquiera de sus clases o de sus vivencia pueblerinas tiene mucho que ver con mi niñez descalza.
Lo cierto es que siempre que cuento en el sur, siempre hay alguien que me dice:
-¡Quédate!. Esta vez fue una niña de cuatro años en Calañas que en mitad de un cuento preguntó: -¿Cuándo vienes a mi casa?
Y es que hay un hilo invisible que se llama memoria y que nos sostiene con el mágico balanceo de los afectos. que nos nutre con el soniquete maravilloso de un acento que aunque distinto se amalgama como en una coral bien ensayada.
¿De dónde soy? a veces me pregunto por que tengo miedo de perderme en el "sinsentido" del que cree que ser de aquí o de allá es aferrarse a la apariencia para que sin hurgarte, es decir, conocerte el "extraño" tenga de tí la información que espera: el gesto, el ademán, cualquier "estereotipo-pasaporte" que no deje la duda que has llegado de un lugar que, a su manera, todos conocen.
Para conocer al cuentero hay que venir desnudo, sin prejuicios; hay que venir a escuchar, a sostener la mirada por si alguna palabra se escapa malsonate que no tome el rumbo equivocado y devolverla amable para que el cuento sea el espacio que habitamos más allá de prejuicios, dogmas, esterotipos y miedos...
Todo esto lo escribo el la Biblioteca- Palacio de Durango, en Vizcaya, mientras espero que den las ocho para contar, con las mismas palabras a otras orejas que, a saber que esperan de este cubano, que viene precedido por la peruana Mercedes Carrión y que dejará la puerta abierta a la mexicana Marta Escudero.
"Voces del mundo", así se llama este Programa, y de lo que pase con mi voz dentro de unas horas lo contaré mañana, desde La Mancha, porque mi voz no es nada sin la oreja que la escucha.

martes, 24 de febrero de 2009

calabaza,calabaza,cada uno...


De niño, hace unos cuantos años, en la calle de piedras de mi barrio cualquier rincón era bueno para jugar, para compartir. Todo fluía con la naturalidad conque fluye la infancia. Fluía hasta un límite: la hora del almuerzo.
Previamente sentíamos el olor del sofrito o el trasiego de "poquitos" (en mi barrio se comparten muchas cosas) Entonces sonaba alguna voz adulta :
- ¡Calabaza, calabaza, cada uno pa'su casa. Y el que no tenga casa, que se vaya pa' la plaza! (no sé a qué plaza hubiésemos huido, mi pueblo sólo ha tenido dos parques) Y todos, desperdigados, desaparecíamos para dar tregua al silencio.
Hoy que ando nostálgico lo recuerdo ¡Cuántas ganas de correr ahora mismo a mi casa, a mi única casa!
Pero no se trata simplemente de nostalgias, se trata del impacto de esta foto. Calabazas, muchas calabazas, pero todas distintas, diferentes y apretujadas en un espacio común como enseñando que SER, es algo más que lo aparente.
Tomemos ejemplo, hablemos de lo diverso partiendo de lo común y entonces seremos más iguales, es decir, seremos capaces de aceptarnos diferentes. Ese es el privilegio y de eso se trata.

Animar, dinamizar, entrener...

Hay algo que siempre me asusta: ¿está claro el oficio del cuentero?¿Se sabe cuál es la verdadera finalidad de su actividad?
Morir de éxito es quizás la aspiración de algunos, multiplicar sesiones, auditorios repletos donde se pierden el gesto, la mirada la voz...
Yo creo en las sesiones con los oyentes justos porque escuchar en la narración oral es participar y en ese ejercicio devolver al cuentero su relato, obligarle a reinventarlo, a que sea único en el momento en que lo narra.
Lo expreso abiertamente a riesgo de perder espacios en los que contar. Lo digo porque creo que es bueno sentarse a pensar en algo más que en la rentabilidad de los presupuestos o en el alcance de la gestión de una u otra institución.
Cierto que disfruto con un gran número de niños y niñas caminando el camino de mis palabras, siguiendo el impulso de mi gesto y de mi voz, haciéndome disfrutar y ayudándome a creer más (si cabe) en mi oficio, pero luego me surge la pregunta ¿A qué vine? ¿Las palabras se las lleva el viento?
No se trata de hacer grandes alardes de virtuosismo, se trata de pequeños ejercicios de afectividad para que nuestra sesión se integre a un proceso, para llegar a todos y quedar como un "fueguito" latiendo en su memoria y desatar imágenes que reinventar, caminos nuevos que tomar o fundar...

sábado, 21 de febrero de 2009

Donde nacía la lluvia...

La casa de mi infancia, mi única casa, era tan alta, tan alta, que desde el piso sólo mi madre veía las arañas que llenaban de trampas los altísimos rincones del techo. Y digo techo, porque así le llamaban a aquel telón llenito de remiendos y agujeros por donde el sol jugaba a hacer estrellas y las estrellas se disfrazaban de cocuyos cada noche.
De tan vieja a mi casa le dio por las ventanas. No le alcanzaban sus puertas y, poco a poco, se fue llenando de rendijas, por las que entraban mariposas, bejucos, lagartijos y vecinos. Estos últimos casi siempre venían por un buchito de café o a curarse el empacho.
Si llovía, mi casa era el aguacero. Desde el techo caía la llovizna y pegadito al suelo aparecía un río, que de lado a lado atravesaba la casa de mis juegos. Todo para que mi madre perdiera la cordura e Ivis y yo viéramos pasar el agua subidos en la cama y escondidos debajo de las sombrillas conque mi madre nos protegía del catarro (...)

Aquella sí era una casa, no tenía jardín con nomeolvides y se volvía un infierno si llegaba el diluvio. Pero entraba la luz, que en las noches salía por los huecos para llamar la atención del que pasaba. Sólo tenían tiempo exacto las comidas; el resto de las horas se juntaban entre carcajadas, libros, canciones y juguetes. No faltó nunca la ternura y mi abuelo llevaba su caballo hasta el mismo lugar donde mi madre guardaba las almohadas, por eso los sueños eran tan divertidos
Hasta aquella casa todo llegaba sin permiso: la sambumbia de Nana, el café de Mayo, el gato de Mariquita, la risa de Sofía, las gallinas del mundo entero que morían de amor por el gallo jamaiquino. Todo cabía en mi casa, por eso era tan linda, con su vejez, con su color de casa campesina, con sus olores a humedad, con sus lagartijas. Todo cabía allí: mis sueños, los hijos de una gata perdida, la risa de mis primos, los juguetes que morían de envidia guardados en sus cajas y aquellos libros conque mi infancia entró al mundo y que, una vez, la lluvia se los llevó consigo, porque en casa mejores los niños no sabían de cuentos, ni de hadas.

domingo, 15 de febrero de 2009

El puchero de los cuentos

"El caso es que mientras más vueltas le doy a las ideas, más fija se me hace una sola:aquella de que el hombre siempre tiene dos hambres". Con esta frase termina uno de los cuentos más bellos del cuentista (término que en Cuba se aplica a los escritores de cuentos)Onelio Jorge Cardoso, el cuentero mayor; un cubano cubanísimo que supo bien contar nuestras honduras con una sabia mezcla de humor y poesía.
"El caballo de coral" fue la historia que me inspiró la idea de juntar dos de mis pasiones: cocinar y contar. Ya en largas conversaciones con José Campanari y Carolina Rueda en el piso de "soltero gozón"(término acuñado por Rubén Martínez) que habitamos los narradores que visitamos Torrente, saboreábamos, como quien degusta un delicioso puchero el privilegio de sentir que los cuentos eran nutritivos y sabrosos, que eran una prolongación de la cocina.
Carolina se atrevió con espectáculo para chuparse los dedos que recién había incorporado a su repertorio y Campanari, que ya andaba reposando la masa, se ha atrevido a hacer un taller donde sabiamente mezcla las dos artes. No le he visto, él mismo me lo ha contado; pero conociéndole puedo asegurar que debe ser una fiesta para los sentidos.
Yo, por mi parte, he tenido la suerte de que en Ciudad Real, Lemus, Prado y Juanama se atrevieran a abrirme las puertas y la cocina de Pachamama para guisar y contar. Por ahora sólo lo hemos hecho cada dos meses y esta última vez dos días seguidos: miércoles y jueves(GRACIAS AL PÚBLICO); el tema:el erotismo y lo afrodisiaco. Bien, estuvo bien, muy bien. Me cansa pero me regocija estar mezclando y buscando sabores, probar y probar hasta que encuentro lo que busco y entonces...
El puchero de los cuentos es un lugar de encuentro, allí acudimos todos para enterarnos de algo de un modo distendido y luego encontrar, en cada cucharada del puchero, el sabor de aquello que la oreja escuchó y el recuerdo o el corazón o la memoria retuvieron.
Yo disfruto: me libera y me estresa; me compromete y me salva, me obliga a encontrar otro sentido a mi oficio, al privilegio de mi oficio y entonces subo al escenario desatado con los olores de la cocina conduciendo la historia el soniquete del puchero en mi garganta, marcando el ritmo de mis palabras.
La próxima vez será el 26 de marzo, recién llegado de Cuba, estaré con mi amigo José Lemus y volveremos al Ajiaco, al ajiaco cubano, en esta ocasión con música, cuentos y cocina en directo, o al menos una parte de la cocina.
Así que quien quiera apuntarse a la fiesta sólo tiene que andar cerca de este lugar de La Mancha y acercarse y sumarse y dejarse llevar porque lo mejor de estas noches es el viaje conjunto a quien sabe qué parte.

jueves, 12 de febrero de 2009

Un guiño a la nostalgia porque sí

Fueron muchas las canciones con las que crecimos los actuales "cuarentones" cubanos que andamos desperdigados por el mundo. Muchas, muchísimas, hubo de todo, pero sin dudas, Vinagrito, forma parte de muchas infancias ¡Gracias, Teresita Fernández!
¿Y ahora qué música escuchan los niños y niñas?¿Qué canciones les cantamos?¿Tendrán algún recuerdo rítmico que compartir mañana?
Yo que cuento, a veces "malcanto" porque creo que es una manera linda de llegar por eso os regalo este vídeo y os remito al último de los cuentos por teléfono de Rodari: "Historia universal", es para quienes creemos que se puede: ¡arremangaos, que hay trabajo para todos!
Intentemos hacer un sitio a la buena música para niños y niñas, para lo hombres y mujeres de luego, es lícito (porque es de humanos) tener nostalgias; suelen ser menos perjudiciales que las culpas.
Ya os iré contando y cantando.

martes, 10 de febrero de 2009

Un trocito de luna


Si la luna sonríe
una luz rosada
colorea a la noche
que avergonzada...

Así empieza otro de los poemas del libro que preparo a partir de los dibujos de un Taller de personas con discapacidad psíquica, este trabajo es de Eulalio, un artista sin palabras pero con luz suficiente para sorprender
¿Alguien se anima a continuar el verso? Es un juego ¡Intétalo!

¿Por qué contamos?

Llevo días con ganas de decir, pero el silencio roto por la monotonía de las teclas no es mi aliado. He preferido siempre mirar a los ojos y dejarme llevar por el sonido de la voz como abducido, como poseso,
Es por esa razón que llevo una semana intentando el reencuentro y desde el sábado con ganas de decir que fue bueno asistir al Encuentro de Narradores en Madrid; para más señas, En el Escorial y escuchar las reflexiones de los que daban "redondez" a la mesa redonda, como quien poda su propio árbol para que se parezca al resto, para identificarse, reconocerce, aliarse..
El reencuentro, las caras de siempre con la huella del tiempo, las sorpresas, siempre buenas sorpresas, y confirmar la certeza de que a pesar de los pesares hay "mucha piedra para hacer pared " (que no muro) y seguir construyendo pilares para sostener el arte que nos sostiene.
Después de la comida y los abrazos en espacio de reflexión que me deja la convicción de que no son suficientes las buenas intenciones y que hay que seguir armando este marasmo de prácticas, aspiraciones y conceptos para hacernos respetar, para hacernos valer.
Hay cosas que tengo más que claras: hay que ser autentico, hay que ser honesto y hay que seguir mirándose en el otro para que nos devuelva nuestra verdadera dimensión, nuestras alas, nuestros miedos y nos arrope y nos cure para seguir contando, que es una manera de volar

domingo, 1 de febrero de 2009

De casa a Valencia y viceversa

En el instante en que decidí reconsiderar y asumir, gracias a la insistencia de Toni, mi oficio de "bloguero", contaba mi llegada a Canet, en Valencia; pero este fue el comienzo de una gira (palabra de mi adorada Carolina Rueda)
Conté y hablé contando mis visones e intentando poner en el tablero las auténticas misiones del Animador a la Lectura.Parte de este viaje la reflexión de la anterior entrada.
Estuve,a demás con maestros y maestras en Puzol, el miércoles, y con chicos y chicas de la Escuela (me gusta ese detalle del valenciano como lengua y de los pueblos donde la tradición se mantiene) de Alfara de Algimia, el jueves,para concluir la visita en el CEFIRE de Valencia.
Todo bien, orejas vivificadoras que acunaban mis palabras y me devolvían con sus ojos una frase nacida de la lectura de un cuento del compatriota Joel Franz Rosell y que supone mi propia conclusión de su historia y mi visión de este complejo y rico mundo de la Animación a lectura: "los castillos de arena son como las ilusiones, lo importante no es que perduren, ni siquiera que se hagan realidad. Lo importantes es encontrar razones y personas para juntarnos y construir castillos, sueños e ilusiones"
Nada que me volví griposo pero con la cabeza llena de castillos y con la certeza de que hay que darle la vuelta a la razón, tomar las riendas al tiempo porque hay muchos en el camino con la idea de defender ese castillo vulnerable, pero vistoso que es la Animación a la Lectura.
Me fui con ganas y con miedos, he vuelto con gripe, más ganas y en el sitio de los miedos, mil preguntas.

Animar a qué

Animar a leer, he ahí el gran dilema. Me asusta, siempre, el hecho de que se crea que sólo contar cuentos es un método infalible para acercar al mundo de la lectura y de los libros.
Y digo me asusta porque siempre que me enfrento a un auditorio de docentes para hablar de mis pasos y mis visiones de este complejo y enrrevesado mundo de la Animación Lectora creo que me faltan armas para saber dónde termina y dónde empieza mi labor como animador.
Y es que empecé a descubrir este inagotale camino en mi tierra, en un tiempo en que los libros escaseaban pero florecían la magia y la poesía. De esta experiencia iniciática se deriva mi visión de que, más allá del libro, los talleres deben tener como finalidad la creación de espacios de relación en los que la lectura, la literatura y la palabra sean puentes que articulen e integren a los participantes.
Deduzco, entoces, que quizás nuestro papel como cuenteros, cuentistas, cuentacuentos, narradores orales sea el de poner alas y sonido a las palabras para que en el soliloquio del lector con el texto (sea cual sea el texto) vivan, palpiten, sean...