Llevo días con ganas de decir, pero el silencio roto por la monotonía de las teclas no es mi aliado. He preferido siempre mirar a los ojos y dejarme llevar por el sonido de la voz como abducido, como poseso,
Es por esa razón que llevo una semana intentando el reencuentro y desde el sábado con ganas de decir que fue bueno asistir al Encuentro de Narradores en Madrid; para más señas, En el Escorial y escuchar las reflexiones de los que daban "redondez" a la mesa redonda, como quien poda su propio árbol para que se parezca al resto, para identificarse, reconocerce, aliarse..
El reencuentro, las caras de siempre con la huella del tiempo, las sorpresas, siempre buenas sorpresas, y confirmar la certeza de que a pesar de los pesares hay "mucha piedra para hacer pared " (que no muro) y seguir construyendo pilares para sostener el arte que nos sostiene.
Después de la comida y los abrazos en espacio de reflexión que me deja la convicción de que no son suficientes las buenas intenciones y que hay que seguir armando este marasmo de prácticas, aspiraciones y conceptos para hacernos respetar, para hacernos valer.
Hay cosas que tengo más que claras: hay que ser autentico, hay que ser honesto y hay que seguir mirándose en el otro para que nos devuelva nuestra verdadera dimensión, nuestras alas, nuestros miedos y nos arrope y nos cure para seguir contando, que es una manera de volar
martes, 10 de febrero de 2009
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