sábado, 17 de marzo de 2012

No hay sábado sin sol...

Hay rachas en que todo es fuga, irremediable huida, y aunque tengas la certeza de estar, no eres más que un suspiro mínimo que se queda en la raíz del grito.
No hay sábado sin sol, dice el refrán y asisto al juego de luz y nubes caprichosas que adornan esta mañana el cielo de mi patio donde se posa, con lentitud, la primavera.
Yo tengo ganas de cantarme un bolero, de jugar a ser algo más que esta melancolía que se ha hecho amante de mis días y me estruja y me lleva y me trae.
Es que parezco triste y no estoy triste y es que parezco solo y no estoy solo, lo que parece fin es una puerta y la puerta es camino y el camino es raíz y la raíz es ala y el ala es fuga y aunque parece fin, la fuga es una puerta, un camino, horizonte...
Así hasta el infinito, como un ir hasta el recuerdo y desandarlo para inventarlo al modo que me exige este sábado con nubes y con sol y con el campo que, a pesar de la sequía, huele a primavera y por eso cantamos, como dijo el poeta.
E insisto, no estoy triste ni solo, estoy feliz de que por fin sean certeza los "Recuerdos de mi única casa", un libro breve pero mío, que nació en una habitación de La Habana, una noche en la que un telegrama urgente anunciaba la muerte de un adolescente de mi calle y tuve, entonces, la convicción de que la vida es fuga y hay que contarla para que quede viva, para que perdure porque la verdadera historia es la de andar por casa, la que lleva las acotaciones de quien la comparte contigo día a día, en ese juego de absurdas ataduras que se llama cotidianidad.
"Recuerdos de mi única casa", recoge todas la fugas que ahora son memoria y ha sido tan leal que permaneció callado desde 1998 hasta hace poco y ahora reivindica las piedras de mi calle, los viejos de mi barrio, el río que impulsó mis sueños y nutrió mi infancia por que "no hay pueblo mejor que otro, para nacer y para vivir la infancia, cualquier lugar es bueno"...

(yo que me creía narcisista y egocéntrico, ahora descubro lo difícil que es escribir de uno mismo)

En fin, que no estoy triste, pero sí melancólico porque llevo unos meses removiendo recuerdos recientes y viejos, todos al tiempo por eso insisto en que hay rachas en que todo es fuga y la fuga define el desorden de estas palabras empeñadas en hacer que esta mañana de sábado no pase de largo porque no hay sábado sin sol, a pesar de que las nubes quieran apoderarse del cielo..

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