Arriba, el cielo abismo; abajo, el espejo del agua dibujaba
el infinito.
Un suspiro y la flor dejó la rama.
Sin alas fue imposible alcanzar altura y volando cayó en el
frágil cristal del agua.
En el agua no fue pájaro, la flor azul fue barca que la corriente meció y llevó quién sabe a qué horizontes.
En la flor vivían el pájaro y la barca: vivía el viaje
La flor azul anduvo su camino.
Pájaro o barca, daba igual, sólo importa vivir la
plenitud del sueño.
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