lunes, 30 de mayo de 2011

REGUEROS


Parece que la vida convulsiona, la vida total y el trozo que me toca.
¿Cuánto puede guardar una maleta?
¿De todo lo que guarda que es lo que verdaderamente ha valido la pena apretujar para que luego te mire compasivo y a la vez exigíendote razones para justificar el olvido?
Hoy deshago las rinconeras de mi casa y es como si escudriñara los guacales del alma.
Cada detalle, cada olor, cada prenda usada tiene una historia truncada por el paso de las estaciones y por mi paso atolondrado por el tiempo que me habita y despilfarro viviéndolo (linda manera de despilfarrar)
Hace días que me rondaban las ganas de decir y mira por donde, cambiar de sitio las cosas de casa te hace pensar en tanto camino trillado a fuerza de costumbres o de miedos, que al final son una misma cosa, en tanto se protegen, se defienden, se amparan.
Afuera el sol enciende rostros y ventanas, dentro de mí algo languidece en positivo, aunque parezca extraño. y me propone un vuelo a la raíz, un fuego nuevo, luminoso o caliente, pero llama que combustione y en su ardor renueve, funde.
Seguiré organizando los cajones puede que así se aclaren las ideas de este tiempo que demanda revoluciones a pesar de las prisas, el miedo y la sordera.

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