Me disponía a salir y me vino a la mente esta canción de Pablo Milanés, buecándola, descubrí en subtítulo "Canción de cuna para una niña grande" y me han venido a la mente todas las nanas que me cantaron, las que canté y las más dulces que consolaron mi soledad y mis dudas y hasta mis desamores.
Para todos y todas los que me arroparon y me consolaron alguna vez con sus susurros dulces, estos apuntes para un poema que será canción de un disco de nanas y rondas, un sueño que amaso lentamente, como los buenos sueños se amasan:
Encajitos de espuma
Tejen las olas
Para arropar el sueño
A las caracolas
Y para acurrucarlas
En su regazo
La playa tibia
Abre sus brazos
Un sueño marinero
De sal y arena
Una nana turquesa
Quita las penas
Azules olas
Mecen cantando
Un arrullo salado
Que va pintando
Maravillas de nácar
Que en sus destellos
Regalan a la playa
Suspiros, sueños
Un sueño marinero
De sal y arena
Una nana turquesa
Quita las penas
Un abrazo salado
De sal y espuma
La blanda arena
Se vuelve cuna
Y se duermen soñando
Las caracolas
En el vaivén celeste
Que hacen las olas
Un sueño marinero
De sal y arena
Una nana turquesa
Quita las penas
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2 comentarios:
la blanda arena
se vuelve cuna....me encanta...es tan dulce...(suspiro)...eres todo amor...cuando quieres, claro!!. Besos mile. Muaca
En las nanas el niño es sujeto meramente receptivo. Nana de la yerba buena, Yerbas de la buena nana. Nana de la negra Nana. Nana canta y guía, mece y dispone. En la nana, únicamente dos personas: Nana y Aldo. Y como lazo de unión, la cancioncilla, parte integrante de ese manto sonoro con que Nana borboteante, en sostenida charla, envolvía al niño.
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