Hace una semana estaba como el inocente que asiste a la mañana de los Reyes Magos. Ante mí un billete, una ciudad que me enamora y el deseo de un reencuentro largamente acariciado (entiéndase por largo un mes, a veces exagero por oficio) con personas con las que comparto esas dimensiones humanas que son los sueños y la nostalgia.
Razones tenía suficientes para volver con la misma intención con la que vuelven las cigüeñas (no es tiempo para hacer elogio a las gaviotas) había espacio para anidar, para tejer y destejer ese complicado marasmo de afectos que el más modesto y auténtico de los festivales de cuentos que conozco, había inventado en una semana en que la palabra fue sólo pretexto, un humano y hermoso pretexto.
Volví con ganas de quedarme y hasta con la "macacrabra" idea de aburrirme o decepcionarme de la ciudad y de la gente de otros lares que la habita y la hace parienta de los lugares que dejaron del otro lado del mar; apenas abrí la puerta de casa corrí a buscar un billete para que no se me pasara la euforia, para que no languidecieran las ganas porque tenía ganas muchas ganas de constatar verdades fuera del laboratorio mágico y engatusador que resulta un Festival, sea de lo que sea.
Volví y he estado casi una semana amasando estas palabras, rumiando estos afectos que dedico a la Casa de América Latina en Estrasburgo y a su gente.
No quería regresar con las manos vacías y propuse a Ligia ( que ya es mía gracias a su balcón, a su sinceridad, su alma y al camarada Jameson que no defraudó y se mantuvo fiel a sus principios) contar y cocinar (dos de mis vicios confesables) y ella que tiene vocación de camino lo aceptó y me ofreció la cocina y el corazón para guisar a fuego lento un cubanísimo ajiaco y un afrocubano quimbombó (okra) con la receta de mi madre y con mis desvaríos de gordo tranculturizado y de paladar mestizo. Entre plato y plato, cuentos y al final, de postre, mi primer flan gigante de leche condensada, el mismo que se cocinaba antaño y que es ahora nostalgia en las cocinas de mi país sin leche condensada y con escasos huevos (de gallina, aclaro)
Lo disfruté y creo que los asistentes también gozaron mi disfrute y entonces constaté que el hombre tiene dos hambres en cualquier latitud y que si a esas ganas o necesidades se le suman las ganas de nutrir que heredé de mi madre y de mi abuelo, entonces la combinación (modestia, apártate) es más que fructífera.
Gracias a la Maison por cobijar mis sueños, gracias a los amigos por curar mis tristezas, gracias a Ligia por permitirme entrar en su casa y en su vida. Gracias, que es una palabra muy simple y que por ello nadie como ella dice lo que dice.
No sé si lo he dicho bien, pero lo he dicho de verdad, con sincero gozo y con la punzadita de envidia que me produjo dejar a Ligia y a Amalia Lú Posso Figueroa en perfecta comunión con una tarde tormentosa de martes y la fiel compañía del camarada Jameson.
Aquí estoy, siempre dispuesto a volver y es una amenaza...
¿Cómo lo hacemos?
PD. la foto es de Mariana Otero, una colombiana más dulce que la panela
1 comentario:
Querido Aldo, pasa el tiempo muy rápido para cada palabra. Quisiera detenerme en ellas. Creo que es eso lo que se llama un buen recuerdo.
Pasé una semana encantadora acompañada y acompañando, que no es lo mismo.
Las dos cosas las disfrute muchísimo.
Luego llegó Amalialú y realmente el relevo fue oportuno. Creo que no hubiera soportado tanta complicidad junta. Además cuando veo alguno de mis cuenteros (pues ya los sé míos o mejor nuestros), me empiezan a hacer falta los otros y entonces quiero tener a Campa, Garzón, Carolina, Mariano, Martha, Antonio, Marissa, Christian, Ana, Bertrand.... y se arma un festival en el corazón y asoma una sonrisa mezclada con otros sentimientos.
Aquí hay siempre una casa para ustedes. Que digo una, muchas. Hay mucho afecto en todo esto que estamos construyendo ustedes y nosotros. “Sus boca y nuestras orejas”. Sus vidas hechas palabra y nuestro entendimiento convertido en sentimiento.
Va un abrazo fuerte y cariñoso, Ligia
PD. Estaré en Elche el mes próximo y luego en Jaca y bueno ya nos veremos aquí o allá.
PD. 2 Mi bicicleta hace ruidos extraños....
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