martes, 31 de mayo de 2011

Estrasburgo me atrapa ¿Me atrapa o me seduce?



Hace una semana estaba como el inocente que asiste a la mañana de los Reyes Magos. Ante mí un billete, una ciudad que me enamora y el deseo de un reencuentro largamente acariciado (entiéndase por largo un mes, a veces exagero por oficio) con personas con las que comparto esas dimensiones humanas que son los sueños y la nostalgia.
Razones tenía suficientes para volver con la misma intención con la que vuelven las cigüeñas (no es tiempo para hacer elogio a las gaviotas) había espacio para anidar, para tejer y destejer ese complicado marasmo de afectos que el más modesto y auténtico de los festivales de cuentos que conozco, había inventado en una semana en que la palabra fue sólo pretexto, un humano y hermoso pretexto.
Volví con ganas de quedarme y hasta con la "macacrabra" idea de aburrirme o decepcionarme de la ciudad y de la gente de otros lares que la habita y la hace parienta de los lugares que dejaron del otro lado del mar; apenas abrí la puerta de casa corrí a buscar un billete para que no se me pasara la euforia, para que no languidecieran las ganas porque tenía ganas muchas ganas de constatar verdades fuera del laboratorio mágico y engatusador que resulta un Festival, sea de lo que sea.
Volví y he estado casi una semana amasando estas palabras, rumiando estos afectos que dedico a la Casa de América Latina en Estrasburgo y a su gente.
No quería regresar con las manos vacías y propuse a Ligia ( que ya es mía gracias a su balcón, a su sinceridad, su alma y al camarada Jameson que no defraudó y se mantuvo fiel a sus principios) contar y cocinar (dos de mis vicios confesables) y ella que tiene vocación de camino lo aceptó y me ofreció la cocina y el corazón para guisar a fuego lento un cubanísimo ajiaco y un afrocubano quimbombó (okra) con la receta de mi madre y con mis desvaríos de gordo tranculturizado y de paladar mestizo. Entre plato y plato, cuentos y al final, de postre, mi primer flan gigante de leche condensada, el mismo que se cocinaba antaño y que es ahora nostalgia en las cocinas de mi país sin leche condensada y con escasos huevos (de gallina, aclaro)
Lo disfruté y creo que los asistentes también gozaron mi disfrute y entonces constaté que el hombre tiene dos hambres en cualquier latitud y que si a esas ganas o necesidades se le suman las ganas de nutrir que heredé de mi madre y de mi abuelo, entonces la combinación (modestia, apártate) es más que fructífera.
Gracias a la Maison por cobijar mis sueños, gracias a los amigos por curar mis tristezas, gracias a Ligia por permitirme entrar en su casa y en su vida. Gracias, que es una palabra muy simple y que por ello nadie como ella dice lo que dice.
No sé si lo he dicho bien, pero lo he dicho de verdad, con sincero gozo y con la punzadita de envidia que me produjo dejar a Ligia y a Amalia Lú Posso Figueroa en perfecta comunión con una tarde tormentosa de martes y la fiel compañía del camarada Jameson.
Aquí estoy, siempre dispuesto a volver y es una amenaza...
¿Cómo lo hacemos?



PD. la foto es de Mariana Otero, una colombiana más dulce que la panela

1 comentario:

Café Libro dijo...

Querido Aldo, pasa el tiempo muy rápido para cada palabra. Quisiera detenerme en ellas. Creo que es eso lo que se llama un buen recuerdo.
Pasé una semana encantadora acompañada y acompañando, que no es lo mismo.
Las dos cosas las disfrute muchísimo.
Luego llegó Amalialú y realmente el relevo fue oportuno. Creo que no hubiera soportado tanta complicidad junta. Además cuando veo alguno de mis cuenteros (pues ya los sé míos o mejor nuestros), me empiezan a hacer falta los otros y entonces quiero tener a Campa, Garzón, Carolina, Mariano, Martha, Antonio, Marissa, Christian, Ana, Bertrand.... y se arma un festival en el corazón y asoma una sonrisa mezclada con otros sentimientos.
Aquí hay siempre una casa para ustedes. Que digo una, muchas. Hay mucho afecto en todo esto que estamos construyendo ustedes y nosotros. “Sus boca y nuestras orejas”. Sus vidas hechas palabra y nuestro entendimiento convertido en sentimiento.

Va un abrazo fuerte y cariñoso, Ligia

PD. Estaré en Elche el mes próximo y luego en Jaca y bueno ya nos veremos aquí o allá.

PD. 2 Mi bicicleta hace ruidos extraños....