lunes, 11 de junio de 2012

CICLOS, ETAPAS, RACHAS,TEMPORADAS...

Siempre que tengo que marchar de algún sitio de esos que me regala el destino, el azar o el privilegio de este oficio me pregunto si empieza o acaba, me pregunto si es una etapa, un ciclo, una temporada, una racha.
Sé que es un tramo, un trozo del camino, pero intentando equilibrar significados y contextos, me hago un lío y sucumbo al delirio de lo apocalíptico, ese delirio casi endémico del caribe que traduce en boleros y habaneras (al menos en mi tierra).
Hoy me marcho de México a Buenos Aires, en un viaje que el boleto dibuja interminable, y marcho como dejando a medias algo que regaló la existencia a esta suerte de paria que  me va definiendo la vida de este último año.
Es cierto que "el sur también existe", pero yo tengo ganas de nidos y de abrazos, de casa, de consuelo, de café y de domingo con alma de domingo y eso me han dado México y su gente, la gente que rondó mi vida en este último mes de sueños, de aprender que lo imposible no es el sueño, lo complicado es elegir el camino, la compañía y el modo de hacerlo florecer o germinar (es tan grande el germen como la flor, o al menos eso creo)
He reasumido muchas cosas, incluso la soledad dichosa que me permite el vuelo, he visto la raíz y el ala, he aprendido a dejarme querer sin miedo a no entregar nada a cambio y eso es un modo de ejercer la generosidad.
¿Alguien se atreve a decirme que esto no es un bolero al que le faltan violines y guitarras, un traguito de ron y una mirada que le dé sentido y verdad?
Ahí os lo dejo porque no sé, si un ciclo cierra o una etapa comienza, no sé si una racha me atraviesa y me consuela o  si una dulce temporada de ilusiones y de ganas, me sostiene.
Sea lo que sea lo voy tomando a sorbos para que alivie la sed y no me embriague.

domingo, 10 de junio de 2012

Otro pedacito del cuento


y cuando la oscuridad de la noche sin luna coronó sus cabezas y se tragó de un bocado a los cuatro horizontes del pueblo, se hizo el silencio y con el silencio el mar cantó una canción cargada de nostalgia: sentir las olas sin verlas es una ceremonia triste. Y fue tan honda la tristeza que asumieron que el mar que los había traído en busca de esperanzas sólo le devolvía el dolor del abandono, del desarraigo, de la fuga y decidieron, unánimemente, darle la espalda al mar.

En cuanto clareó el día sus azules, de una, todos levantaron sus casuchas apenas ancladas en la tierra y como en una danza giraron sus portales tierra adentro y las primeras casas de mi pueblo dieron, definitivamente, la espalda al mar y a su cantinela. Fue Meneses el único pueblo en la historia del mundo que se negó a contemplar la belleza del mar.
Acostumbrado a ser centro de todas las miradas el mar no comprendió que aquel pueblucho insignificante se negara a admirar su grandeza. Y fue tanta su ira que decidió arrancarlo, hundirlo, tragárselo con todas sus casas, sus gentes y sus sueños.
Vino a traición, de noche, vino subiendo, creciendo silencioso, pero furioso, iracundo, ciego. Vino mientras la gente dormía a piernas sueltas porque la gente honesta no tiene pesadillas que le asusten o le aligeren el sueño. Era una mole oscura la que se tendía sobre Meneses para devastarlo cuando en el alma del mar canto la pena y decidió arrancar a mi pueblo de sus raíces chicas y llevarlo tierra adentro.

Para que no sea tan largo el abandono..


Mi pueblo, Meneses, nació por azar, ese azar antiquísimo gracias al cual se fundan los lugares que luego habitaremos hombres y mujeres. Gente de cualquier parte fue llegando a aquel trocito de tierra caribeña quién sabe de que parte del mundo y allí fueron plantando sus casuchas de pobres y sus esperanzas.
Cuando el pueblo recién nacido a la orilla del mar tuvo calles y un parque y sus habitantes gritaron con su acento sus nombres propios al viento del Caribe, decidieron juntarse y celebrar que un pueblo nuevo le había nacido al mundo y a la orilla del mar cantaron y bailaron sus cantos y sus bailes viejos y comieron y bebieron y se contaron las vidas como las habían vivido o como quisieron vivirla porque al fin al cabo uno puede fiarse poco del recuerdo. (...)

Un trocito del cuento que tanto he contado y que ahora, por fin, escribo

sábado, 2 de junio de 2012

OFICIO Y MAR

Hace unos años, en Candás, Asturias, hablaba del mar del mar y del oficio de cuentero en un encuentro de poetas; "Mar adentro"
Allí conté y dije algunas palabras sobre este oficio de cuentero, de esas palabras encontré estos apuntes en esta mañana sin mar y como la nostalgia sublima el pasado, me parecieron lindas y aquí os las dejo:

 Al nombrar el oficio fue que acudieron a mi dos palabras claves del mar y de mi profesión: AFECTO y MEMORIA. Todos guardamos una primera vez frente al azul que nos posee y, en el interior, una frase  que no pronunciamos con la misma certeza con que la pronuncia un personaje de “El libro de los abrazos”- ¡Ayúdame a mirar!
Y es que el mar es la vida con sus cantos, sus olas, su vaivén, su maravilla.
El mar llevó a mi isla la suerte de lo divino y de lo humano., gracias a la mar, lo cubano se fraguó mestizo con los recuerdos que a golpe de MEMORIA, AFECTOS Y PALABRAS defendieron del olvido los que, con mayor o menor fortuna, llegaron a la isla más grande del Caribe, esa que de tan linda tendríamos que llevar a pasear por el mundo a golpe de remos- parafraseando a Onelio Jorge Cardoso.
La profesión o el oficio del cuentero son como el mar, el público es la playa, siempre abierta y siempre distinta, siempre esperando el golpe del oleaje en el que se mezclan cuentero y cuento, que, amalgamados, se hacen una fuerza única para seducir e invadir la playa y su entorno en un acto que no renuncia, por su apariencia  y esencia cotidianas, a la maravilla de lo efímero.
Cada palabra llega con la cadencia de la ola y lame, acaricia o golpea y se queda palpitando mientras que el público vibra, calla, aprueba o rechaza. Es el mismo juego; el del cuentero, el del mar.
Desde siempre así ha sido, un balanceo arrullador que nunca cesa y que resuena, hasta el infinito, en sus propios ecos.
La memoria es un mar definitivo e inmenso que nos lleva y nos trae, a veces barco, a veces ola, a veces náufrago, a veces pájaro que lo sobrevuela y que. en su danza de viento, también lo habita, le imprime carácter pero siempre, seamos lo que seamos, constituimos un pedazo indiscutible y esencia de ese universo que poblamos, habitamos y nos define…

Y como postre esta hermosa canción en la voz de Ana Díaz, un mar de potente y dulce voz recién llegado a mi playa: DE OLA EN OJO

domingo, 27 de mayo de 2012

LA CASA DE LA "MESÓN"


Nunca es tarde si la dicha insiste en perdurar latiendo, como nueva, como recién llegada. Lo cierto es que a veces me dejo arrastrar por ánimos y prisas y el tiempo me acorrala.
Abril pasó de golpe y mayo me atrapa con la prisa de su fuga. Se me fueron sin permiso las palabras que juntaba para una de mis casas, la Casa de la "Mesón", como la bautizó esa cuentera de raza que es Carolina Rueda y como ella, más que mujer de palabras, es la palabra misma, me robo el epíteto y este sábado del DF, en México, después de saber que el río que atravesó a mi pueblo no se llevó lo más importante y de mirar la apretada foto de la noche de cierre del Festival de la Maison de L`Amérique Latine, alias Casa de la Mesón, en Estraburgo, me desato y viajo unos días atrás como si el tiempo no hubiese pasado.
Yo estuve por intruso, por gorrón, por majadero, porque la Casa es mi casa y a mi casa yo vuelvo cuando quiero. Volví porque me consienten y malcrían para asistir, por la cara, a uno de los Festivales más lindos, jugosos, auténticos y entrañables de todos a los que he asistido y que ya son algunos.
La verdad, la auténtica verdad, la sustenta este espacio genuino que es la Casa de la Mesón, una suerte de aljibe de aguas claras, donde el desarraigo acude a beber agua fresquita o un cafecito, a guiatarrear, a cantar, a charlar, a chismosear, así como se hace en Latinoamérica en cualquier casa de vecino y es que la Casa, insisto, es un proyecto de casa multicultural donde no faltan compromisos y afectos.
          - ALGUIEN PREGONA TAMALES DE OAXACA Y SE ME VA LA OLLA-
                     Sacudo el gordo que me habita y me vuelvo a Estrasbugo.
Todos son responsables porque todos lo dan todo, pero los culpables, lo que se dice culpable, son Ligia Vasquez y José Manuel Garzón (Garzoncillo) a quien por culpa de Ryaner se echó en falta esta vez.
Y es que De bouche á oreille et de boca en boca es un Festival para el oficio y digo oficio, no profesión, porque lo que sustenta este encuentro es que los cuenteros y cuenteras, más allá de sus habilidades y sus dones, sus logros y sus artes, sean capaces de hacer vínculos y lazos de auténticos afectos porque una casa sin la familia unida es una ruina y más esta casa que tiene por propósito recibir, abrazar, arropar (quería decir acoger, pero se presta a confusiones el término y la mala fama me precede)
                 - AHORA NO VENDEN, COMPRAN CUALQUIER COSA VIEJA DE FIERRO-
Aprovecho el lapsus del pregón para dejar divagaciones e ir a lo que iba, a lo que voy.
Por lo general, además de los mimos y atenciones, consolida este Festival, el elenco, casi siempre atinado y que esta vez fue un lujo:
Ana Griott, leonesa que se mueve con habilidad en el mundo de los cuentos populares para contarlos con la palabra precisa, sin alharacas ni oropeles, llevándonos  por caminos antiguos, propios o ajenos, con las necesarias claridades para este tiempo de ahora que enceguece o deslumbra.
Carolina Rueda, colombiana de esencia y raza, palabrera incontinente que sabe como nadie el valor del silencio, la cadencia del texto y que escucharla, verla es siempre (para mí) una clase magistral.
Mercedes Alfonso, una cubana a la que el desarraigo le hundió, aunque parezca absurdo, la raíz en lo más auténtico de sí misma. Juega, sin despintarse, con todos los imaginarios que la pueblan y se le puede llegar al alma siguiendo, confiado, la humedad y la luz que desprenden sus ojos.
Félix Albo, mediterráneo, juguetón, simpático, entrañable que  te zarandea como quien juega a nada para asestarte, con estocada magistral, un golpe el la ternura.
Rubén Martínez, venezolano que desenmaraña la difícil brevedad de sus textos con la maña del músico que hace maravillas con los garabatos de una partitura. Preciso, certero, cercano, único.
Jean-Michel Hernandez, francés hombre de escena que hace del oficio un telar invisible, mientras borda con su voz de mil acentos familiares los paisajes y la gente del Mediterráneo que lo define y lo habita.
Yoshi Hioki, japonés genuino, que no cuenta, dibuja con la pincelada justa sus historias. Las dobla, las desdobla como en el arte del origami, sin dejarnos ver los pliegues de su obra. Gestualidad limpia Un perfecto equilibro de modernidad y tradición.
Y como complemento, como regalo, Ángel del Pilar Colín y Victor Arjona, mexicanos que se acercaron a colorear la fiesta. Ella, manantial; él, río (ya lo dije hace casi un año cuando les conocí en Barquisimeto)  y con quienes tuve la suerte de despertar orejas una tarde maravillosa, en parque hermoso con la ayuda de Daniel que nos sirvió de intérprete y como una iniciativa nueva y muy loable de abrir el Festival a esta ciudad de cuentos.
Si algo resalto siempre de este "GRAN FESTIVAL DE PEQUEÑO FORMATO", es la lealtad y la generosidad del público, la magia que genera contar a tanta gente diversa, diferente y con el hambre común de la palabra que desdibuja ausencias y te lleva a la casa, a cada casa primera que en el recuerdo de todos viene a alumbrar esta Casa común de puerta inmensa.
Un privilegio, una suerte, un regalo y sobre todo el consuelo de que a estas alturas ya sabemos que desde el ocho de abril del próximo año, la Casa de la Mesón, mi casa, la CASA, será otra vez la de los cuentos y si te atreves a cruzar el umbral, será también tuya, definitivamente.

jueves, 24 de mayo de 2012

CALCETINES Y CUENTOS: OFICIO DE TEJEDORES


Oaxaca es un lugar de cuentos, y no precisamente por sus calles, ni por sus colores, no lo es, siquiera, por toda la apariencia mágica que envuelve a quien llega por primera vez jugando a deslumbrarse.
Es cuento porque su gente se presta al juego afectivo de la escucha que propone el cuentero, los cuenteros.
Cuentos grandes para calcetines pequeños, así se llama este Festival que es fiesta y es escuela. Este encuentro de cuenta cuantos que aplaca a la tierra y sus temblores para hacer sitio al temblor fecundo de las almas.
Oaxaca se hace una oreja gigante porque ya es, de antemano, corazón para dejar que fluya la palabra y tejerla con la habilidad de quien maneja desde antaño los telares o molerla, como muelen al maíz para sacar su esencia, al tiempo en que la voz que cuenta, la desgrana.
Y es lindo ver (porque sentir el cuento es verlo) como la palabra se dibuja semilla y como cada semilla toma su camino y se adentra en la tierra, se dispersa en el viento, se apodera de la gente y de sus almas y otras veces queda aferrada a la nada, porque hay palabras con vocación fuga.
Y la calenda va pintando de carnaval la calle y se arremolinan el propio y el extraño para saber que es la hora de la escucha, el momento del cuento, del verso, de la palabra viva.
Y la calenda abre las compuertas al río que fluirá fecundo para inundar la ciudad y preñarla de afectos, de risas, de suspiros, de asombros.
Una semana intensa que ya arrastra el cansancio del los organizadores que resisten, en pie, para cuidarnos, mientras que la ciudad y su gente se muestran enteros a la sorpresa del que acude por primera vez, como es mi caso, para embrujarte y arroparte, recibirte y abrazarte, en la misma medida en que te abrasa  el calor de la tierra.
Contar es un oficio que roza el privilegio, pero contar en Oaxaca; en este Festival joven pero de clarísima esencia y verdadera vocación para tejer caminos perdurables a las palabras y a los palabreros, es rizar el rizo porque no sólo descubres el acierto que supone haber elegido este camino, sino que refuerzas la idea de que esta profesión es patrimonio de la gente que anda a pie de calle y que te mira a los ojos y se desnuda el alma en su mirada; mientras te arropa y te mima porque percibe que el cuentero está solo, con sus ganas y sus miedos, pero con la necesidad imperiosa de que alguien, con hambre de afectos, le mire a los ojos y se deje llevar a ningún sitio o a cualquier parte, real o maravillosa, para fundar y tejer esos lazos que trenzan los amigos viejos.
Quizás no importe el tamaño de los calcetines, ni el de los cuentos, pero esta clara la honda y purísima vocación de quienes hacen posible este encuentro y de la gente que se presta a la dulce magia de hacer perdurar las palabras por mucho que se empeñe el viento en llevarlas consigo para cantarlas quien sabe en qué parajes solitarios.
Oaxaca es un lugar de cuentos porque su gente se presta a combatir con sus miradas y su escucha a la triste cantinela del olvido, mientras juega a caminar desde su imaginario las imágenes conque otros desvelamos las verdades que nos sostienen, nos definen, nos liberan y que, otras veces, nos atan, nos atrapan o nos lanzan convocar los sueños y a censurar las soledades.

CANCIONES PRESTADAS PARA UN POEMA SIN NOMBRE




y la puerta esta comida
donde la ha golpeado el mundo...

S.R

Patadas, golpes, gritos
y se aferra la puerta clausurándolo todo
Se ha cerrado a la luz
la calle en la que habito
la calle que no es calle
y no es camino

Yo entro y salgo
por la rendija
a gatas
como el niño que fui o el que soy
porque ya nada importa

Y la puerta es un muro
y el musgo es la memoria
y la luz es el brillo
y el brillo es la mentira
el oropel que envuelve
la carencia de sueños

Teje mi hermana
araña
el tiempo interminable de su aburrimiento
de su cansancio
de su soledad
su decisión de envejecer tras la puerta
mirando al mundo girar
sobre el mismo eje en que mi madre gira
para llenar los platos
y vaciarlos
limpiarlos
llenarlos
vaciarlos
limpiarlos
en un ritual absurdo de aromas viejos.

Comida está la puerta
roída y vieja
se resiste a caer
y el alma enceguece
y el alma se apaga
y el alma solo es alma en el abrazo
en la mirada
en las voces que entran
en busca de consuelo


ni calle,
ni camino
allí queda la puerta carcomida
y yo vuelvo a escaparme
pero esta vez
me alcanzó la pedrada

martes, 22 de mayo de 2012

LA NADA COMO OFICIO




Dónde quedó el silencio
dónde el río
el olor del café
el chisporroteo del ajo al mediodía
Dónde quedó la luna
y a qué lugar escaparon los cocuyos

letargo
letanía
nada

y la nada lo envuelve
y todo es nada
"nadean"
y me arrastro anfibio al borde
sin hundirme
sin huir
contemplando la nada desde un lugar antiguo
donde me reconozco
"nadeando" pero con la mirada limpia
y algún sueño
la esperanza remota de ser
entre tanto horizonte sin cielo

nada
letargo
letanía

Se ha secado el río
donde lavé la risa
donde guardé mi llanto de ser sin ser
como jugando a nada
porque la nada era un juguete
y se dejaba pintar
por las azules musarañas del sueño
por las absurdas luces que alumbran la esperanza
y la espera

letanía
letargo
nada

Todo tenía sentido
el ajo y aceite aromando al mediodía
el río que fue calle
el café recibiendo al vecino
la luna anunciando quien sabe que presagios
y el cocuyo pretexto para encender la noche

Y aquello entonces era nada
y era la nada una pequeña cosa
no era el todo
ese todo que asfixia
te atrapa
te posee
te arrastra
te desdibuja
y es todo ahora
y ahora todo
es un letargo
es letanía
es nada

HABANA, 10 DE MAYO, PRIMERAS IMPRESIONES


Amanece en La Habana
canta el ruido la canción cotidiana
y un coro de pájaros sin nombre
se suma al desafío que propone la luz
Amanece y yo juego las reglas del olvido
la sensación de ausencia que dibuja la espera.

Y no es la ausencia un nombre
es un abrazo
una mirada
un gesto
el hueco que dibuja
la voz que nada dice
aunque resuena limpia
en la cueva memoria donde el pasado duerme.

Amanece en La Habana
Es primavera
Yo tengo una extraña sensación de fuga
de frío
de no ser
ni si quiera quien intenta decir
para aplacar la soledad
el grito
la nadería gris que borda en su puntada la ausencia...
Ausencia
Ausencia
Ausencia es la palabra
aunque sea mayo primavera
aunque cante La Habana
el despertar del día.


domingo, 25 de marzo de 2012

POEMA SIN NOMBRE

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Antonio Machado


¿Qué es lo definitivo si la vida es ala?
¿Qué es lo eterno si la vida es fuga?

Hay que aprender del pájaro que emigra
y vuelve
y va
y sigue partiendo
para regresar siempre
por el trillado camino
que nadie percibe
propio
secreto
como un ritual antiguo.

Hay que aprender del río
que viaja sin saberlo
intuyendo
como quien va a la nada
y se lleva en su cauce al manantial
a la lluvia
a la nube
y es luego un horizonte salado
que deslumbra y convoca.

La raíz del humano está en la entraña
en el alma
en el recuerdo
en el afecto río
que orada su existencia
y la dibuja
en la esperanza pájaro
que en la esencia palpita
en el camino invisible
que trazara la vida ancestral que nos sostiene
y nos nutre
que nos lanza al abismo
como a los pájaros
como a los ríos
para fundar caminos y horizontes.

¡Casa!


Para Jesús Mora y Carmela Fischer

La casa estaba en mí
yo soy la casa
anoche, en sueños, la he barrido
la pinté de colores
y planté un girasol en una lata vieja
que rellené con tierra del patio
donde jugué a ser niño

Y mi casa pequeña tenía un portal inmenso
mil ventanas
una cocina grande en la que me perdía
y la gente pasaba para quedarse
para pegarse a las cuatro paredes de mi alma
como se agarra el musgo a las entrañas

El sol venía a consolar mi llanto
para que dibujara con su luz
un arcoíris con mi lágrima
y la lluvia cantaba
mojando el patio que olía a toronjil
a mejorana
a gardenia
y a miel
a caña santa

Sólo estirar el brazo y todo estaba
los amigos
las fugas
los amores
el mar
una montaña
el miedo
una llanura seca
y un olivo
la mata de mangos
el olvido
el limonero viejo
y un cafeto


Y yo barría
barría
barría con fuerza
y nada se despegaba del suelo
del camino
Me estremecía el canto de la escoba
su arrullo al peinar la tierra en que he crecido
como una madre vieja que te aplaca el pelo revoltoso
con un juego de saliva y caricias
y las hojas se desprendían cantando
y quedaban colgadas de la nada
como queriendo eternizar su vuelo
ese sueño imposible de ser aves

Y entonces me despierto
con un recuerdo vago y a penas luminoso
algunos nombres propios
y mil rostros
todos mi viajes
todas mi casas
las frases de un libro corregidas en rojo
y corro a sacudir la música que se quedó callada
cuando apagué la noche
mientras, pongo el café
para anunciar que, aunque es tarde, amanezco
que la casa está en mí
que soy la casa
que lo supe recién
cuando me he abierto al mundo
para que el mundo entrara, definitivamente

sábado, 24 de marzo de 2012

Y porque el campo huele a primavera...


Siempre que algo florece, retoña o germina es primavera. Y si revientan de gozo los afectos; en el alma es primavera y es privilegio, aunque ninguno de los significados que da la RAE a esta palabra recoja la calidez, el privilegio como el ejercicio y la suerte de percibir que la generosidad y el buen hacer florecen, aún en los sitios más secos, en los tiempos donde el silencio horada carcomiendo casi todo.
Y viene a mi cabeza esta mañana ventosa y de luces extrañas Antonio Machado, su poema "A un olmo seco":

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.


Y no es abril, lo sé y sé que las lluvias no llegan como necesita la tierra que quiere reventar y sé, también, que no soy árbol, o si lo soy, porque esta manía de insistir en la raíz, de florecer y marchitar, de perder las hojas con los vientos del alma, es algo más que una metáfora; es una verdad que me ronda y es certeza en esas veces que tengo el privilegio de vivir la vida que vivo y compartirla con los que llegan y se quedan, con los que pasan de largo, con los que acuden sin saber que anidar no quiere decir eternizarse.
Y todo ello me asalta desde esta madrugada cuando pude suspirar sin miedo a escaparme, a deshacerme en el gesto. Ayer fue un viernes redondo, lo decía en el facebook, que es como ventana de barrio y que, a pesar de la frialdad, permite gritar a los amigos, estén donde estén, cómo se pinta el día o si te tiembla el alma o si esta solo o gris o luminoso.
Ayer presentamos "Recuerdos de mi única casa", un libro, una plaquette que tuvo vocación de modestia desde que nació en una habitación de La Habana. No tengo palabras, al menos no tengo las precisas para decir lo que pasó, lo que sentí, la sacudida que supuso y el compromiso que me genera.
Sólo hay una: GRACIAS. Porque ha sido de las veces que sentí el privilegio de ser de cualquier parte, el lujo de tener los amigos que tengo y el lujo del oficio que me nutre y me asusta y me libera y me ata.
Gracias a Jesús Mora que tejió magistralmente su niñez con la mía y supo dibujarse hermano de sueños y de afectos.
Gracias a Carmela Fischer Díaz que es el equilibrio perfecto de profesión, oficio, emoción, ternura.
Gracias a Carlos Cano Escribá, hermano definitivo que ilumina mis palabras más dulces y me arropa con los suyos (las suyas) como la familia definitiva que espera sentada en el portal de mi única casa, donde ya empieza a poner traspiés la ausencia; a Hernán Milla, humano irrepetible que musica mis versos y los libera del corsé de la rima; a Betriz Jiménez, amiga, nido, arrullo, campana que en su canto lanza al vuelo mis palabras; a Silvia Fernández, cubanísima y nueva en mis afectos, pero honda como la más auténtica de mis raíces, a Juan Antonio Cañizares, que llegó para poner acento a los amigos que ya tejían conmigo esta locura de inventar castillos y luces.
Y gracias a Paqui Trapero, esencia; a Paloma Mayordomo, empeño y a Vicente Montiel, honestidad y a Carmen Estrada, fuerza y gracias a tí que no leerás estas divagaciones de un sábado en que espero a los amigos para jugar a las casas, y tí que las lees porque aunque no está tu nombre, aunque no lo diga, estás tan presente como estuvieron tus ojos y tus oidos para arroparme ayer en este viaje corto pero intenso al recuerdo más mío, a la verdad honda y definitiva de mi única casa, de esa casa de la que ya sois parte ineludible y definitiva.

Es título corresponde a un verso de Mario Benedetti

sábado, 17 de marzo de 2012

No hay sábado sin sol...

Hay rachas en que todo es fuga, irremediable huida, y aunque tengas la certeza de estar, no eres más que un suspiro mínimo que se queda en la raíz del grito.
No hay sábado sin sol, dice el refrán y asisto al juego de luz y nubes caprichosas que adornan esta mañana el cielo de mi patio donde se posa, con lentitud, la primavera.
Yo tengo ganas de cantarme un bolero, de jugar a ser algo más que esta melancolía que se ha hecho amante de mis días y me estruja y me lleva y me trae.
Es que parezco triste y no estoy triste y es que parezco solo y no estoy solo, lo que parece fin es una puerta y la puerta es camino y el camino es raíz y la raíz es ala y el ala es fuga y aunque parece fin, la fuga es una puerta, un camino, horizonte...
Así hasta el infinito, como un ir hasta el recuerdo y desandarlo para inventarlo al modo que me exige este sábado con nubes y con sol y con el campo que, a pesar de la sequía, huele a primavera y por eso cantamos, como dijo el poeta.
E insisto, no estoy triste ni solo, estoy feliz de que por fin sean certeza los "Recuerdos de mi única casa", un libro breve pero mío, que nació en una habitación de La Habana, una noche en la que un telegrama urgente anunciaba la muerte de un adolescente de mi calle y tuve, entonces, la convicción de que la vida es fuga y hay que contarla para que quede viva, para que perdure porque la verdadera historia es la de andar por casa, la que lleva las acotaciones de quien la comparte contigo día a día, en ese juego de absurdas ataduras que se llama cotidianidad.
"Recuerdos de mi única casa", recoge todas la fugas que ahora son memoria y ha sido tan leal que permaneció callado desde 1998 hasta hace poco y ahora reivindica las piedras de mi calle, los viejos de mi barrio, el río que impulsó mis sueños y nutrió mi infancia por que "no hay pueblo mejor que otro, para nacer y para vivir la infancia, cualquier lugar es bueno"...

(yo que me creía narcisista y egocéntrico, ahora descubro lo difícil que es escribir de uno mismo)

En fin, que no estoy triste, pero sí melancólico porque llevo unos meses removiendo recuerdos recientes y viejos, todos al tiempo por eso insisto en que hay rachas en que todo es fuga y la fuga define el desorden de estas palabras empeñadas en hacer que esta mañana de sábado no pase de largo porque no hay sábado sin sol, a pesar de que las nubes quieran apoderarse del cielo..

viernes, 9 de marzo de 2012

DE ACUMULACIONES Y APEGOS...

Hubo un tiempo en el que anduve errante, fueron testigos los barrios y las calles de La Habana.
Un hombre o un muchacho, un guajirito de Meneses (YO) iba con cuatro cosas, mi máquina de escribir sin "Ñ", un amor y mil sueños; del Cerro al Barrio Obrero, de San Matías a Playa, del Vedado a la Víbora, con escala en Meneses cada verano, para saber que tenía una única casa, un sitio al que volver, siempre que hiciera falta.
Tenía tantos sueños y éramos tan libres para gritar al mundo amores y desamores recién estrenados e impuros (como son los buenos amores) que apenas nos paramos a pensar en el privilegio de vivir aquellos años a fuerza de canción y poesía, de deseos sin nombre, de alcohol barato y envenenado, de tirarnos las tardes acomodando al mundo a nuestra medida, a la medida de nuestras alas.
De aquello quedan versos, amigos desperdigados por el mundo y el consuelo de que "cualquier tiempo pasado fue mejor"
Y todo esto se agolpa en mi cabeza mientras escucho al Trío Cervantes, que interpreta a Lecuona y a Cervantes y meto en cajas lo que puedo meter de estos años de ahora, en que además de apegos, acumulé mil cosas para poblar mi casa e imprimirle carácter, o creerme, al menos, que este era el rincón definitivo.
Y a medida que las cajas se llenan y la música suena con aroma de nostalgia, sobrevuelan los apegos, las auténticas razones: el amor que se fue, los amigos que están, los recuerdos de un trocito de vida, construida a golpe de cuentos, afectos y palabras, de viajes, de ganas, de raíz arrancada y alas nuevas.
¡Cuántas dudas plantan su mala cara a las certezas!
El tiempo sedentario agoniza y la vida nómada se pone los zapatos de ser libre. Esperaran las cajas mi regreso y los amigos de verdad tendrán el café y la oreja a punto porque volveré como llegué antaño: casi desnudo, con ilusiones, miedos, certidumbres; porque un hombre de pueblo, un guajiro, necesita del horizonte para ser, para sentirse.
Y ya me lo advirtió mi amada Carolina Rueda porque alguien se lo advirtió a ella algún día: si se te acaba la ilusión de nada vale este oficio.
Pues eso, sencillamente, eso, que como la ilusión está algo herida, guardo las cosas que caben en las cajas y empaco los afectos,los apegos del alma para que estén conmigo y sostengan mis pasos, ahora que empiezo a conquistar caminos o,al menos, a intentarlo.

jueves, 8 de marzo de 2012

AROMA DE NOSTALGIA...

Hay días que se plantan con las manos en la cintura y gesto retador para decirte sin palabras que el tiempo se acaba, que hay que darle una patada a los silencios y al come-come que te desvela sin motivo aparente.
Nunca tuve que desarmar mi vida hasta esta vez porque siempre tuve un único lugar para el regreso, una única casa a la que volver y encontrar los olores de siempre, quizás por eso las sábanas me olían a infancia y a ternura, a jabón amarillo y a mi calle cuando, esta tarde, volviendo de la nada, las salvaba del frío conque la noche las "desangela", las deja huérfanas de afectos.
Y entonces tuve ganas de encontrarme y aquí estoy, palabreando a ciegas, como bordando sin luz, como desvariando; con la música del aceite chisporroteando en la cocina, como chisporroteaba la manteca los sábados aquellos en Meneses, cuando mi madre, después de doblar la ropa limpia, se empeñaba en que fueran distintas, por sus sabores, las tardes de sábado, pasara lo que pasara...
Nada, que la luna esta baja y se dibuja enorme en un cielo al que, desde este rincón, no tengo acceso y yo que soy lunático dejo a un lado las cajas que esperan para llenarse de cosas que acumulé estos años para cantar con mis palabras viejas al sabor y a olor del recuerdo en que sostengo estas alas que ahora mismo no sé a dónde me lleven...

domingo, 12 de febrero de 2012

"PRIVIGELIAO", COMO DECÍA MI ABUELA

Hace tiempo, más de una mes, que me tenía olvidado a mi mismo, a este rinconcito en el que, a veces, me dejo ver, me permito existir y repetirme y es que ando de un trascendente y un nostálgico que…
Pero como no hay sábado sin sol, ni domingo sin amor, recuerdo el sol de ayer (a pesar del frío) y escribo algo sobre la noche-presagio de este domingo de ansiedades dulces.
Estoy eufórico, no enamorado; estoy orgulloso y especialmente sensible y con la voz de mi abuela materna repitiéndome- ¡Eres un “privigeliao”!. Y es que tenía razón cuando me decía esa palabra que, en su evidente error fonético, me hace pensar hoy en los privilegios más cotidianos de mi vida: la amistad.
Ayer conté en Madrid, en la Casa de América, me encantó –como diría el irrepetible narrador y amigo argentino Claudio Ferraro- Pero eso es un poco lo de siempre es lo que pasó a mi regreso.
Llevaba semanas con la entrada esperándome en la mesa y con la insistencia de Bea y sus nervios: Lo cerca que estaba del cielo, el musical, se presentaba en Ciudad Real.
Y como soy de pueblo, de Meneses, recordé mis días de estudiante en La Habana y me compré calcetines y un pantalón, planché la camisa con vocación de ama de casa, limpié las botas y desempolvé el abrigo de los grandes acontecimientos porque ir a un espectáculo teatral es siempre un gran acontecimiento.
A las ocho y cinco minutos de la noche llegué al Quijano y ya había un gentío esperando (¡Qué buenos que te apoyen en tu tierra) busqué a Antonia para que me ubicara porque Cristina ( la superprima) se había quedado con mi sitio VIP porque era mejor para hacer las fotos. Deambulé saludando hasta que Marga y José me adoptaron (me sentía huérfano y perdido; tan guapo y tan solo en aquella multitud)
Y ahora viene lo importante: las luces y ese subidón que, desde la primera vez, me provoca el comienzo de una función…
No puedo ser objetivo porque Miguel Ángel Maroto forma parte de mis privilegios y porque actuó Bea que es un trozo auténtico de esta corta raíz que tengo en La Mancha.
Más allá del genio y la genialidad de Maroto, de la que ya tenía muestras suficientes y en primera persona, me dejé llevar por la emoción, por el privilegio tener un amigo de esos que fundan y crean y se liberan liberando al mundo.
La subjetividad me puede, al afecto me recrimina cualquier desliz crítico, pesar de que el sonido no era bueno, de que hay muchas cosas superables, a pesar de que habrá críticos con experiencia, formación y mala leche suficientes para encontrar defectos ante la virtud que se hace manifiesta enseguida que el espectáculo empieza.
¿Cuántos sabíamos que casi la totalidad del elenco son alumnos y alumnas del propio Maroto, adolescentes de esos “buenosparanada”? ¿Alguien intuye lo que cuesta poner autenticidad en un escenario cualquiera en estos tiempos de prisas y más recientemente de recortes?
Yo disfruté mucho descubriendo las cosas que sé, encontrando la voz de Maroto en cada coletilla, en cada giro, asumiendo su talento y convenciéndome de que es mucho más que esa estela incandescente que deja a su paso: Maroto es un Maestro y no de esos que perciben en la palabra el simple valor de la pedantería; Maroto es de esos maestros que yo hubiese querido en mi adolescencia para que me animara a comerme el mundo con todos mis complejos y es que, su musical, no es sólo una obra artística, es un ejercicio pedagógico impresionante, una “descomunal” propuesta de Educación por el Arte y, ante eso, me quito el sombrero y me echo a sus brazos orgulloso porque “quién dijo que todo esta perdido”
No puedo ser objetivo, no puedo ser crítico; sólo soy un “privigeliao”, a ratos pedante,y que no me perdonaría, por no olvidarlo (parafraseando a Noel Nicola) que mi amiga, Beatriz Jiménez Alambra, canto como los ángeles y me sorprendió, gratamente, en su faceta de actriz.
¿Valían o no la pena un pantalón y unos calcetines nuevos? ¿Es natural que tenga el soniquete de mi abuela repitiendo su acertada palabra maldicha?
Lo cerca que estaba del cielo es más que un musical, es una bofetada a todos los que no creen en el hombre y en la capacidad que tiene de fundar y hacer realidad sus sueños por muy lejos que el cielo nos parezca.

sábado, 7 de enero de 2012

ESTA VEZ PASARON DE LARGO LOS REYES MAGOS...



La última vez que puse hierba y agua a los camellos fue a los cinco años. No recuerdo quien escribió la carta, aunque seguro lo hizo con mala ortografía, porque Gaspar, Melchor y Baltazar se aparecieron con un camión de volteo y unos bolos plásticos.
Me alegré, a los cinco años la alegría le llega a uno por cualquier cosa, pero viví convencido de que algo faltó por poner encima del sofá. Lo pusieron allí por miedo a que si llovía, la creciente llevara consigo tantas cosas lindas.
A estas alturas, y despierto, ha llegado a mi oído una música rara. Miré hacia atrás y a la entrada de mi pueblo estaban apostados Gaspar, Melchor y Baltazar, que esperaban por mí desde el día en que me fui de mi casa con sólo doce años.
Los llamé y vinieron hasta el sitio prestado donde vivo, les invité a tomar sambumbia, que supo igualito a la de Nana. Luego del descanso se marcharon los tres sin decir nada, dejaron este rincón repleto de recuerdos y palabras.
Supe al fin la verdadera razón de aquel presentimiento, algo faltó, no estuve equivocado. Aquella vez de mis cinco años, además de los juguetes y el beso de mis padres, pedí a los Reyes Magos una buena memoria y la ocasión para escribir los recuerdos más lindos de mi infancia.


Y EN ESO ANDO, ARRIMANDO PALABRAS PARA CONTAR LAS COSAS QUE ME SOSTIENEN LA RAÍZ Y LOS SUEÑOS

lunes, 21 de noviembre de 2011

"UN AVE QUE SE ELEVA Y CANTA Y CANTA"


Aquellos eran días grises, pero hermosos (la juventud es siempre hermosa)Lázara y yo jugábamos a crecer, a descubrirnos en aquella ciudad de inviernos largos. Lázara cantaba enamorando al mundo y yo quería ser poeta porque mi vocación fueron siempre las palabras, entonces apareció ella, porque Elena llegó o apareció, no lo recuerdo, "como una siempreviva de pétalos temblando que espera primaveras sentada en el alero"
Y nosotros que añorábamos una estación más dulce o luminosa, nos sentamos a su vera para aprender de ella a mirar el mundo de otro modo, quizás para asumir el mundo palpitante que llenaba nuestros veinte años.
Elena Tamargo y sus versos y su amor y sus tristezas y esa manía de "arrimarse" pidiendo cariño fraguaron lo que somos ahora mismo porque si fuimos todos más amigos, fue gracias a su casa de música y de lloros; si fuimos más libres fue porque mientras ella suspiraba por la nieve o algún otro fugaz pretexto, Osvaldo Navarro, nos hablaba de versos o de la Historia de Cuba y nos hacía escuchar a Paco Ibañez o Lázara Peñones nos daba lecciones de humildad y Lula nos daba de comer y nos reñía, con vocación de madre o de hermana mayor.¡Cuántos se han ido!
Elena nos abrió los ojos y sus puertas, nos juntó a los que ahora andamos perdidos por los caminos solitarios del mundo: a Yoel,a Juanita, a Canaán,Popa y a Lázara ya a mí que ya habíamos echado anclas en la hondura de los afectos.
Elena amiga,es otoño en este lugar del mundo y tú te vas sin esperar la nieve y nos dejas así, sin tus despistes, como jugando a nada, como enfermos de una tristeza, como aquella noche de fiebre moscovita en que Nacha Guevara no dejó de cantar y Lázara y yo nos fuimos sin entender otra cosa que tu tristeza honda.
Pero te perdonamos la partida, muchacha de Cabañas por que ya lo dijiste hace unos años cuando dejaste "Sobre un papel tus trenos"
Que limpien mi camino de absurdos y maldades,
no pensar demasiado, no pensar
y con tanto de dicha
jamás insinuaría que me pierdo o me marcho
porque todo se va,
todo suena y será después silencio
todo regresa un día
como un lejano perfume de canela.

Gracias, Elena, gracias y elige una flor para el recuerdo que yo robo unas siemprevivas para poner donde no está tu foto y me quedo muy triste, tarareando un verso tuyo con música de Lázara:

La luz que no se asoma yo la enciendo,
el ave cuyas alas nunca alcanzo
me da en los ojos y se eleva huyendo.


Nota: El título es un verso de Elena Tamargo, se su libro Sobre un papel mis trenos, de 1989

lunes, 7 de noviembre de 2011

OTOÑO, INSOMNIO Y LETANÍA

I
Es otoño esta tarde
Lo anuncian tonos grises en el cielo
y ese naranja incierto
que se lee en las hojas de los árboles
empecinadas en no dar carácter a la estación
en que se fuga o anida la esperanza

Es otoño esta tarde
Lo dice este silencio de domingo que acorrala mi calle
y la hace prisionera de un suspiro que llega de un lugar a penas cotidiano.

Es otoño
Hay olor a leños, a humo
Hay murmullo de cháchara en familia
para que no sea soledad la noche cuando caiga
y desdibuje los matices dorados
con que el sol adorna su melena de esperar los inviernos.

Es otoño
Las hojas se aburren
de convocar un viento que las lleve de viaje a ningún sitio.
La tarde tararea una canción desnuda
Es otoño
Y el nido no está listo
Ni las alas son fuertes para escapar antes que llegue el frío

Esta tarde de otoño es tan larga que recién amanece
y no tengo palabras,
ni leños
ni a nadie a quien decir
que el humo del vecino convoca mis fantasmas


II
Ayer fue el otoño en mi calle
y mi noche se quedó sin palabras
y mis palabras se quedaron sin sueño

Ayer fue otoño
y ahora que amanece
acuden las palabras de siempre
a  convocar la aurora de este día
que será luego tarde
y humo
y silencio
y evocación fugaz
y una canción aprisa
y que será fantasma
y que será otra tarde de otoño sin palabras
que cantará su letanía
hasta que el frío llegue
con los colores nuevos
y el canto lastimero de otras veces


SON LAS 6.30. CANTA SERRAT SU BALADA Y COMO UN REGALO, LLUEVE EN LA CIUDAD, EN MI PATIO